Aunque la solución no es nueva, y de hecho es muy común y ampliamente extendida en algunos países de la Unión Europea, en los últimos meses se ha hablado mucho de coches alimentados por gas. El hecho de que algunas de las marcas que más coches venden en España hayan apostado con mucho ímpetu por esta tecnología, ha contribuido a que las ventas de vehículos de gas natural (GNC) se disparasen, haciendo que la tecnología sea más conocida entre los compradores. También ha contribuido la presión de las restricciones al tráfico, el etiquetado de emisiones y que este tipo de coches reciban un tratamiento favorable. ¿Pero y si estuviéramos cometiendo el mismo error de antaño, el que ya se produjo en su día con los diésel? La asociación Transport & Environment (T&E) alerta de que el gas es tan malo como el diésel y la gasolina para el medio ambiente. ¿Pero por qué?
El gas, el diésel y la gasolina y sus emisiones de CO2
Según el estudio realizado por esta asociación las emisiones de CO2 de este tipo de coches son comparables a las de un diésel de similares características (la diferencia giraría entre el -7% y 6%), con lo cual su contribución sería nula para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. SEAT, por ejemplo, asegura que en sus coches a gas natural la reducción de emisiones de CO2 es hasta un 25% en comparación con un motor de gasolina. Y recordemos que estos coches son capaces de funcionar tanto con gas como con gasolina. SEAT también añade, como ventaja, que es una solución más silenciosa, y menos rumorosa, que el diésel.
De hecho, su mejor defensa de la tecnología es el ahorro económico que supone en combustible, respecto a diésel y gasolina, y en los incentivos que ofrece la legislación, relacionados con la etiqueta ECO que reciben, como descuentos en impuestos, peajes, aparcamientos, y menos restricciones al tráfico.
El NOx, el diésel y las ventajas del gas
Aunque el estudio se centra en el gas natural, si profundizamos en otras cuestiones, como en el beneficio que pueden aportar con respecto al diésel y la gasolina, algunos aspectos pueden hacerse extensibles también al gas licuado del petróleo, al GLP. La razón por la cual el GNC y el GLP se ha promocionado, recibe etiqueta ECO, y sí es (o era) efectivamente más limpio para nuestras ciudades, es que la combustión de estos gases sí resulta más limpia en la emisión de contaminantes como azufre, plomo, partículas y los famosos NOx. FIAT asegura que sus coches con tecnología GLP emiten un 96% menos NOx que los diésel.
Ahora bien, la asociación Transport & Environment alerta de que esa ventaja, que ciertamente existía hasta ahora, se ha reducido hasta ser prácticamente marginal en comparación con los diésel modernos, con sistemas de reducción de emisiones como los basados en AdBlue, y los gasolina modernos, que ahora también incorporarán filtros de partículas. Aunque los diésel se hayan convertido en el enemigo de la opinión pública, la realidad, los datos, nos dice que los diésel modernos han reducido sus emisiones drásticamente. Ya no son tan contaminantes.
Pero incluso asumiendo que estas emisiones sean más bajas en los vehículos a gas, el problema es que estamos ante una solución a corto y medio plazo. El gran reto que ahora afrontan los fabricantes pasa necesariamente por la electrificación. De otra forma no podrán cumplir con los objetivos tan ambiciosos que ha marcado la Unión Europea, y que plantean una reducción de emisiones de CO2 del 40% de aquí a 2030 y que el 35% de los coches vendidos para entonces sean eléctricos.
El futuro es necesariamente del coche eléctrico
Aunque la asociación Transport & Environment conmine a los países de la Unión Europea a eliminar los beneficios que reciben este tipo de coches, alimentados por gas, en un momento en el que la opinión pública está centrada en el diésel, no parece que ese cambio legislativo vaya a producirse. El gas natural y el GLP, por si no fuera poco, también reciben un tratamiento fiscal mucho más favorable que la gasolina y el diésel.
De manera que, para el usuario, el gas natural y el GLP se mantendrán como dos opciones muy rentables. Nuestros gobernantes necesariamente tendrán que apoyar una movilidad eléctrica. Y los fabricantes tendrán que reconocer que, si bien es cierto la solución del gas es realmente interesante a corto plazo, la única alternativa que tendrán a lo largo de los próximos diez años es ofrecer una gama en la que la presencia de híbridos, híbridos enchufables, y eléctricos completos – ya sean a baterías o con pila de combustible – sea mayoritaria.