El síndrome de Diógenes es una enfermedad mental, normalmente manifestada en la acumulación de objetos sin valor o basura, el abandono social o la dejadez en el cuidado personal. Lo que Josef Juza tiene no es un síndrome de Diógenes de corte automovilístico es el orgulloso propietario de la mayor colección de Volkswagen Golf del planeta. ¡Es incluso más grande que la propia de Volkswagen! Juza abrirá pronto un museo en Austria centrado en sus coches, pero antes, Volkswagen ha querido que echemos un ojo a su colección, y conozcamos algunas de las joyas que ha amasado tras años y mucha dedicación.
Volkswagen Golf
La nota de prensa de Volkswagen bromea sobre los comienzos de la colección de Josef, que de profesión es deshollinador. «Empezó como una colección inofensiva. El primer Golf fue seguido de un segundo, un tercero… y continuó hasta llegar a los 114 coches». Su flota de Golf está almacenada en una nave industrial a las afueras de Viena, y él solo podría montar una concentración monomarca cada fin de semana. Su afición por los Volkswagen Golf comenzó hace muchos años, cuando por primera vez se sentó en uno de los compactos de Wolfsburgo. «Divertido de conducir, práctico y con una posición de conducción deportiva», afirma.
Josef conducía un Volkswagen Caddy al trabajo (un comercial basado en la plataforma del Volkswagen Golf), llevaba un Volkswagen Golf Cabrio en verano y se divertía los fines de semana con un Volkswagen Golf GTI. Su colección nació en los años 90, y fue abastecida por vehículos de bajo coste que encontraba por Internet, normalmente con alguna peculiaridad que los convertía en máquinas especiales. Son precisamente estos coches especiales los que dan valor a su espectacular colección. Por ejemplo, un modelo del año 1974 con puertas correderas, diseñado para ser expuesto en salones del automóvil.
Una de las joyas de su colección es un Volkswagen Golf G60 Limited, del que solo 71 unidades fueron construidas por Volkswagen Motorsport – la suya es la número 54. Basadas en el Golf G60, su motor desarrollaba 210 CV, transmitidos a las cuatro ruedas a través de un sistema Syncro de tracción total. También tiene en su colección un valioso Volkswagen Golf Rallye II, un ejemplar creado para homologar el coche de rallye de la marca, del que solo 5.000 unidades fueron fabricadas a finales de los años 80. Pero no todos los coches de su colección son Golf deportivos. La ecología tiene un lugar destacado en su garaje.
En concreto, tiene tres versiones muy especiales de la segunda generación del Volkswagen Golf: los CitySTROMer I, CitySTROMer II y Eco-Golf. Los dos primeros son coches eléctricos alimentados por baterías de coche conectadas en serie, creados de la mano del proveedor energético alemán RWE. El Eco-Golf es un modelo orientado a la eficiencia y el medioambiente, y entre sus características destacadas encontrábamos un primitivo sistema Stop & Start. Sólo 11 unidades experimentales fueron creadas. En un espectro completamente diferente, es el propietario de Golf preparados de muy escasa tirada.
Tiene un Volkswagen Golf GTI de primera generación preparado por Oettinger hasta los 150 CV y un curioso «Nordstadt GTI», creado paa un sheikh árabe con asientos de cuero, inserciones de madera, un teléfono portátil y acabados de primer nivel. También tiene un Volkswagen Golf convertido en autocaravana por un especialista de la época. Uno de los ejemplares más curiosos es un Volkswagen Golf de segunda generación – la más común en su colección – con 1.150.000 km en su odómetro. Odómetro que fue desconectado con 999.992 km para que no diera la vuelta y se «perdiera» su kilometraje.
Esta unidad se ha usado en eventos y exposiciones alguna vez, y no es lavada para que su aspecto y olor sean evidencia del paso del tiempo. Aunque su colección no es pública, en primavera del año que viene abrirá sus puertas al mundo en un museo ad-hoc.