La octava generación del Chevrolet Corvette ha sido presentada con numerosos e importantes cambios, y no solo hablamos de su reinvención a nivel de chasis. Una de las grandes sorpresas de Chevrolet la hemos encontrado en sus intenciones de llevar el nuevo Corvette C8 a muchos otros mercados de forma oficial, incluyendo entre ellos el viejo continente como parte del desafío planteado a sus rivales más directos.
Durante la presentación del nuevo Corvette, Chevrolet hizo especial hincapié en el desarrollo de este modelo como parte de un proyecto global. Para ello no solo se habían tenido en cuenta los gustos e intereses de diferentes mercados, sino que se había apostado por una puesta a punto mucho más deportiva y eficaz con el circuito de Nürburgring como centro de pruebas, y además se había pensado en la comercialización en mercados con el volante a la derecha como Reino Unido, Australia o Sudáfrica.
Con este replanteamiento del Corvette tanto como coche, como producto, la estrategia seguida por General Motors recuerda poderosamente a la defendida por la nueva generación del Ford Mustang. Aún no se han confirmado los detalles sobre el lanzamiento del Corvette en los diferentes mercados europeos, aunque sí se ha apuntado a una venta con carácter oficial e independiente de la marca Chevrolet.
El dilema de esta estrategia está en el desembarco del Corvette más allá de mercados como Alemania, Suiza, Francia o Reino Unido, mercados prácticamente confirmados gracias a su interés en un Corvette que se plantea como alternativa aún más directa a coches como el Porsche 911, Jaguar F-Type, Honda NSX o McLaren 570S. Por el momento, como ya pasara con el Corvette C7, parece que la compra del Corvette C8 en España no será sencilla más allá de la importación.