No es ningún secreto que a los SUV les están saliendo cada vez más detractores. Por ello, de forma paralela ha surgido en Europa una corriente que pretende poner fin al auge de estos coches a través de una mayor carga impositiva. Francia será el primer país en encarecer el precio de los SUV a través de mayores impuestos, una medida con la que pretende desincentivar su compra y favorecer la venta de coches más eficientes como eléctricos o híbridos enchufables.
Diferentes países en Europa con Francia a la cabeza llevan algún tiempo buscando fórmulas para reducir las emisiones de sus parques móviles. Sin embargo, lejos de conseguir estos objetivos, la problemática se ha tornado en una dificultad aún mayor con el auge que han experimentado los SUV y los motores gasolina en detrimento de otras carrocerías y los motores diésel. España no escapa de esta tendencia, y como mejor ejemplo de cuál ha sido el cambio de escenario, nos encontramos una recaudación por impuesto de matriculación que no ha parado de crecer gracias a una tipología de coche que consume más y que además se comercializa junto a motores gasolina que arrojan mayores emisiones de CO2 que el diésel equivalente.
Para poner cerco al crecimiento de los SUV en todos los segmentos, Francia ha decidido aprobar sus presupuestos para el año 2020 con la introducción de un nuevo gravamen para los vehículos más contaminantes. A efectos prácticos esta medida afectará a cualquier tipo de carrocería, pero si analizamos el volumen total de ventas, queda muy claro que el objetivo está en las carrocerías de tipo SUV o Crossover de gran tamaño que son las que han multiplicado sus ventas en los últimos años. La medida, que ya ha sido aprobada, pretende gravar con 20.000 euros cualquier vehículo que sobrepase los 184 gramos de CO2 por Km, un importante incremento con respecto a los 12.500 euros actuales. Además, hemos de tener en cuenta que esta medida se basa en el actual ciclo de homologación NEDC, pasando a las cifras WLTP una vez este ciclo entre totalmente en vigor.
A efectos prácticos la medida se cebará con los motores diésel y gasolina con menor grado de electrificación, teniendo como contrapunto el hecho de que los grandes SUV híbridos enchufables podrán sortear el encarecimiento gracias a las bajas emisiones homologadas. Si en el uso real jamás usan el motor eléctrico es otro cantar, un sinsentido bastante habitual en los PHEV.
Y aunque a priori esta mayor recaudación, que se cifra en un extra de 50 millones de euros al año, parece que estará destinada a incentivar la compra de vehículos de bajas emisiones, podría no ser así. Para 2020 Francia mantendrá las ayudas de 6.000 euros para coches eléctricos de menos de 45.000 euros, sin embargo está previsto el recorte de esta ayuda para 2021 y 2022 amparándose en la rebaja de precios que se prevé para los coches eléctricos. Dicho esto, los fabricantes de coches ya han expresado su descontento con los cambios anunciados por el gobierno francés, lo que no quita que cunda el ejemplo en otros países que buscan de forma urgente reducir las emisiones de sus parques móviles.
Fuente: Bloomberg
