Desde Diariomotor ya os avanzamos el pasado mes de agosto la inminente modificación del etiquetado medioambiental de la DGT y hacia qué posibles escenarios podía dirigirse esa reestructuración. Así, en el webinar «Claves y tendencias de la movilidad sostenible del futuro» organizado por Anfac ha sido el propio Pere Navarro, director general de la DGT, quien ha confirmado que ya están trabajando en esos cambios.
Pequeños cambios, pero no una revolución
En su intervención Pere Navarro explicó que ha sido el propio Gobierno quien les ha instado a una reforma del etiquetado medioambiental, tal y como viene recogido en el punto 1.5 del Plan de impulso de la cadena de valor de la industria de la automoción cuando dice textualmente: «…la evolución tecnológica es una realidad y los nuevos vehículos que incorporan estas innovaciones deberían ser catalogados dentro de las posibilidades que ofrece el sistema de etiquetas actual, o bien añadiendo nuevas etiquetas.» Así, el próximo día 29 de septiembre tendrá lugar una reunión interministerial con la participación de la DGT en la que se definirán las líneas básicas a seguir en esta actualización que debería entrar en vigor en julio 2021.
Asimismo, Pere Navarro ha subrayado que se tratan de cambios menores que posiblemente traigan aparejados la introducción de un nuevo distintivo, pero que en ningún momento esperemos una revolución del etiquetado, tal y como se ha apuntado desde algunos medios. En este mismo sentido, ha dejado claro que esos retoques serán consensuados por el sector de la automoción, iniciándose en breve las negociaciones con todos los entes implicados.
Cada vez más cerca la nueva etiqueta D
A la vista de esas declaraciones cada vez estamos más seguros de la introducción de la nueva etiqueta D, un distintivo que ostentarían todos los coches homologados bajo la Euro 6d-Temp, la última versión de la Euro 6 que será obligatoria a partir de enero de 2021. De esta forma será posible distinguir entre, por ejemplo, los vehículos gasolina más y menos contaminantes, y es que uno matriculado en enero de 2005 bajo la normativa Euro 4 tiene el mismo distintivo C que uno actual que cumpla esa última versión 6d, e ídem para los diésel desde septiembre de 2014 con la primera versión de la Euro 6.
Por otro lado, algo más difuso queda el encuadre las tan extendidas mecánicas mild-hybrid, que cuentan con la misma etiqueta ECO que un híbrido convencional, y los híbridos enchubales, que al igual que los vehículos puramente eléctricos tienen derecho a la etiqueta CERO. En este sentido, lo más lógico sería establecer dos nuevos distintivos más, o discriminar por el valor absoluto de emisiones. No obstante, de momento todo son elucubraciones.
Sin embargo, al igual que la nueva etiqueta D, lo que también parece estar igual de confirmado es el hecho que que estas modificaciones no tendrán carácter retroactivo, algo que atentaría directamente contra quienes ya han comprado un coche en base a su etiqueta, y que seguramente los vehículos GLP seguirán contando con la etiqueta ECO, algo que a todas luces carece de mucho sentido técnico, y es que la reducción por utilizar como combustible gas licuado del petróleo no suele ser superior al 10 %, teniendo sólo como garantía de que ese coche queme GLP el sentido común de su dueño en busca de un mayor ahorro económico. Así, y por contextualizar, un Renault Clio TCe 100 CV tiene unas emisiones homologadas según el ciclo WLTP de 118 g de CO2/km, mientras que la versión adaptada a GLP son de 110 g de CO2/km, un 7,2 % menos, volviéndose más extremo este caso cuando alguien convierte su antiguo V8 de hace 15 años a GLP y consigue esa etiqueta ECO.
Fuente: EuropaPress