La mascarilla a la que estamos todos sometidos cada vez que salimos a la calle es un arma de doble filo en cuanto a la alergia en moto se refiere. Si bien es cierto que muy poca gente prefiere prescindir de ella durante sus salidas a la calle, no es común ver que alguien en moto la lleve puesta. Esto se debe a que no es obligatorio llevarla puesta si vamos solos en la moto y siendo sinceros, es nuestro momento, ese en el que disfrutamos de un rato sin bozal.
Pero precisamente esto causa un efecto rebote en nosotros, pues al llevar la mascarilla en el día a día tenemos la sensación de no estar sufriendo aún la alergia ya que la mascarilla es capaz de filtrar las partículas de polen, pero al subirnos en la moto sin mascarilla bajo el casco y salir de ruta (sobre todo por zonas de campo) pueden empezar los problemas. Picor de ojos, malestar, estornudos… son algunos de los síntomas que los alérgicos experimentamos. Por eso es más importante que nunca anticiparse al problema.
Llega la primavera y con ella llega la alergia
Hay varias formas de intentar paliar esto, pero es muy importante (y quiero hacer especial hincapié en ello) que siempre tratemos el tema con un médico especialista (alergólogo). Si nunca hemos sufrido alergia y llega una época del año (lo mas común es la primavera) en la que empezamos a notar incómodos síntomas como el picor de ojos (o que nos lloren), picor de garganta, estornudos o ataques de asma, será el momento adecuado para acudir al especialista.
El alergólogo podrá mediante una serie de pruebas saber con exactitud qué es lo que nos está afectando y como ponerle remedio. Si sabemos que tenemos alergia desde hace tiempo y tenemos un tratamiento, no está de menos hacer revisiones regulares con el especialista para poder llevar dicho tratamiento de una manera más adaptada a cada momento.
¿Pero por qué es tan necesario ir al medico para esto? La respuesta es contundente. Los medicamentos más comunes para tratar los síntomas de la alergia pueden causar somnolencia y un letargo en los tiempos de reacción. Además, precisamente por el hecho de que cada persona pueda reaccionar de manera distinta a estos medicamentos se necesita prescripción médica para que podamos adquirirlos en una Farmacia. Sería un error tomar estos productos sin supervisión médica y salir a rodar sin estar seguros de que el medicamento que tomamos no nos causa este tipo de efecto incompatible con la conducción.
Hay otras opciones a parte de los antihistamínicos. Colirios, broncodilatadores o espráis nasales con corticoide pueden servir para paliar o controlar ciertos síntomas específicos. Eso sí, para usarlos vuelvo a reincidir en la necesidad de acudir al medico especialista, que nos podrá recetar los adecuados para cada uno.
A continuación, vemos una parte de dos prospectos de medicamentos antihistamínicos diferentes pero muy comunes, en ambos se indica la necesidad de observar cómo reaccionamos ante ellos antes de usarlos mientras conducimos o en nuestro caso, montamos en moto.
- Conducción y uso de máquinas: En el hombre no se han observado efectos sobre la función psicomotora, ni sobre la capacidad para conducir o utilizar maquinaria, a las dosis terapéuticas recomendadas. No obstante, dado que entre los efectos adversos figura la somnolencia y el mareo, observe su respuesta a la medicación antes de conducir o utilizar maquinaria.
- Conducción y uso de máquinas: A la dosis recomendada, no se espera que este medicamento afecte a su capacidad para conducir o utilizar máquinas. Aunque la mayoría de las personas no experimentan somnolencia, se recomienda no desempeñar actividades que requieran un estado de alerta mental, como conducir un coche o utilizar máquinas hasta que haya determinado su propia respuesta al medicamento.
La mejor manera (y la más recomendable) de comenzar una lucha contra la alergia es consultándolo con nuestro médico.
Si por el contrario no tenemos una alergia lo suficientemente fuerte como para tomar antihistamínicos, pero si para ir un poco molestos durante la ruta, o preferimos simplemente no tomar medicamentos, lo mejor que podemos hacer si llevamos un casco integral es, en la medida de lo posible, lavarlo por dentro, de forma que el polvo y el polen acumulado dentro (así como las partículas de asfalto) queden eliminados de la ecuación. Casi todos los cascos tienen el forro interior desmontable por lo que esta acción no debería ser complicada. Es también importante lavarse la cara con agua y jabón todo lo que podamos, el polen puede haberse depositado en la piel de la cara y estar a un roce de entrar en contacto con boca, ojos o nariz. Si tenemos el interior del casco y la cara limpia, el siguiente paso es intentar bloquear la mayor cantidad de alergenos para que no accedan dentro del casco, por lo que lo ideal sería llevar las tomas de aire del casco cerradas (si es integral o modular (cerrado)).
En caso de que llevemos un casco jet, la mejor solución sería buscarnos unas gafas que sellen bien contra la piel y llevar la mascarilla puesta. Estas dos acciones nos ahorrarán seguro una gran parte de los alergenos que encontremos por el camino, pero habrá a quien le parezca poco estético, en este caso, puede también usar un pañuelo, una prenda muy similar a las bragas usadas en invierno, pero de un material mucho más ligero y fresco que se adapta perfectamente a nuestra cara, por lo que es fácil colocarse el casco y el pañuelo (eso sí, es menos efectivo que la mascarilla). Llevar esto bajo el casco no supondrá ninguna incomodidad pero filtrará un poco las partículas más grandes que respiramos.
También hay otras recomendaciones como no salir a la calle a las horas del día en las que hay mayor emisión de polen por parte de la vegetación que nos afecte en particular a cada uno. Pero esto suele ser por la mañana, y como buenos moteros por la mañana tendemos a estar devorando kilómetros con lo que esta recomendación puede que no nos sea fácil llevarla a cabo. Al final, la primavera es una época preciosa para rodar por la carreteras de nuestro país, y una visita al alergólogo puede no solo evitarnos un rato de sufrimiento, si no un posible accidente.
Un truco para ver si la zona donde iremos de ruta es una zona muy afectada o si tiene un alto nivel de alerta por polen es acceder a webs que se dediquen a la medición de estos datos como por ejemplo: SEAIC