La NHTSA es la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de los Estados Unidos de América. Se trata de una agencia dependiente del gobierno de ese país y concretamente de su departamento de trasportes. A finales de julio de 2023, este organismo es noticia por haber publicado sus nuevos estándares de consumo y eficiencia energética para el parque móvil nacional. Su propósito es que se lleve a cabo una mejora del 2% anual para automóviles y una del 4% para camiones ligeros entre los ejercicios 2027 y 2032, lo cual se traduce en un objetivo mucho más cómodo, realista, conservador y alcanzable que los impuestos por la Unión Europea en estas latitudes.
Sin embargo, la NHTSA también indica un gasto medio de carburante de 4,8 l/100 km para vehículos nuevos que se produzcan y comercialicen en 2026. Es decir, en el corto plazo, la agencia exigirá que la “ecología” de la industria evolucione a un ritmo del 8% en 2024 y 2025, con un esfuerzo extra de hasta el 10% dentro de tres años. A partir de ese momento, se bajará el listón y se «apretará» menos a los fabricantes. Este anuncio oficial tiene lugar muy pocos meses más tarde de que la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.) propusiese restricciones más estrictas a las emisiones de los vehículos con motores de combustión tradicionales. La idea es que, en promedio, coches y camionetas de nueva generación no consuman más de 4 l/100 km en 2032.
Una ley hecha “a la medida” del sector: mayor consenso y probabilidad de logro en sostenibilidad
Como principal regulador en materia de movilidad, la NHTSA ha tenido en cuenta la capacidad de adaptación de la industria, tanto a nivel tecnológico como comercial. Al fin y al cabo, no todos los estadounidenses quieren o necesitan ya un automóvil híbrido o eléctrico, pues se trata de un país muy grande y con una población relativamente conservadora. En cualquier caso, de lograrse la implementación de la norma, el organismo en cuestión asegura que los consumidores nacionales ahorrarán más de 50.000 millones de dólares en combustible durante toda la vida útil de sus vehículos.
La propuesta de NHTSA, que aún no es legalmente vinculante, también incluye una mejora del 10% anual para las camionetas más pesadas, es decir, aquellas con una clasificación de peso bruto entre los 3.855 y los 6.350 kg, comenzando en 2030 y aumentando hasta 2035. La reglamentación sobre esta clase de vehículos se ha retrasado, una vez más, al valorarse las dificultades de las marcas para construir unidades que realmente sean capaces de sustituir los productos actuales con garantías de uso y eficiencia energética.
Si se cumplen las estimaciones, Estados Unidos conseguirá una reducción del gasto en gasolina de más de 300.000 millones de litros, así como una disminución de 900 millones de toneladas en la emisiones de CO2. Todo ello sin presionar en exceso (por encima de sus posibilidades) a las compañías que se encargan de crear estos bienes. Es la forma de brindar más estabilidad y certeza a quienes estructuran su economía.
Con todo y debido al menoscabo que supone para la industria dedicada al petróleo, los estándares no han sido bien recibidos por todos los integrantes del sector. La Alianza para la Innovación Automotriz ha calificado el borrador de la norma como un mandato a favor de los BEV y una transición que no es razonable ni alcanzable en tales plazos.