Ya hemos hablado largo y tendido al respecto del gran objetivo de la Unión Europea, que en 2035 no se puedan vender automóviles que no sean eléctricos, de baterías o hidrógeno. O en otras palabras, que no se puedan vender automóviles con motores diésel, gasolina, o híbridos, con alguna salvedad que la Unión Europea ya está valorando.
El último gran contratiempo de la Unión Europea
En apenas una década los ciudadanos de la Unión Europea deberemos dejar de comprar coches con motor de combustión interna y comprar únicamente coches eléctricos. Un objetivo ambicioso que choca dramáticamente con la realidad. La de algunos representantes de la industria que solicitan una suerte de agnosticismo tecnológico y que se siga permitiendo la combustión interna y alternativas que, como los combustibles sintéticos, puedan permitir alcanzar la neutralidad.
Pero también la realidad de una transición al eléctrico que no avanza al ritmo que debería, la amenaza que China plantea para la industria europea y unos objetivos intermedios que no parece que vayan a cumplirse y que necesariamente hará que comprar un coche nuevo sea, por desgracia, cada vez más caro.
Una Unión Europea que apriete, pero no ahogue
2035 es el año clave para la industria del automóvil en Europa. Pero en un horizonte mucho más próximo, en 2025, se avecinan acontecimientos no menos relevantes para el sector del automóvil.
La Unión Europea ha requerido a la industria del automóvil un proceso de transición hacia el eléctrico progresivo. Y lo ha hecho por la vía de unas cuotas de emisiones de CO2, que no son otra cosa que un compromiso para reducir las emisiones medias – según homologación – de los coches vendidos por cada marca en Europa. Por cada g/km de CO2 de exceso en esta media sobre el compromiso marcado, y por cada coche vendido, el fabricante tendrá que afrontar una multa de 95 euros.
Aquellos fabricantes que no consigan rebajar las emisiones medias de sus ventas, por debajo del umbral de emisiones establecido, tendrán que afrontar multas millonarias. Y como podemos imaginarnos el principal afectado seguirá siendo el mismo, el cliente que verá cómo estos costes se ven repercutidos a la hora de comprar un automóvil con motor de combustión interna.
Coches nuevos, por desgracia, cada vez más caros
Según JATO Dynamics, un grupo tan importante como Volkswagen necesitaría reducir las emisiones medias de sus automóviles vendidos en un 15% para alcanzar los objetivos marcados para el año próximo, en el que finalizará la moratoria que ahora llevará a que las emisiones medias se calculen en base a las emisiones de CO2 según la homologación – más estricta – WLTP y no según NEDC.
Pero el último gran contratiempo que se ha encontrado la Unión Europea pasa por el hecho de que el crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos se esté ralentizando, se esté lejos del objetivo de ventas que se ha marcado y, por si no fuera poco, los fabricantes europeos están encontrando cada vez más problemas para vender sus eléctricos por la competencia feroz que suponen marcas como Tesla y los fabricantes chinos.
Tanto es así que desde el propio Grupo Volkswagen, tal y como ha reconocido Oliver Blume, su CEO, se esté planteando que «no tiene ningún sentido que la industria tenga que pagar multas cuando las condiciones para la transición al eléctrico«, que se habían establecido para cumplir con estos objetivos de reducción de emisiones, «no se están cumpliendo» (Automotive News). Y lo que es aún peor, la transición al eléctrico avanza en una Europa a dos velocidades, en la que las ventas de eléctricos en países como España o Italia siguen siendo mucho más modestas que en otros países como Alemania, o Francia.
La Unión Europea bajo presión
Blume apuntaba también a la necesidad de «ajustar los objetivos de emisiones de CO2» de manera realista, en función de las «condiciones existentes en cada mercado». Incluso en el mercado automovilístico más importante de la Unión Europea, Alemania, donde la transición hacia el coche eléctrico ha avanzado más, las ventas de eléctricos se han estancado por la eliminación de las ayudas a la compra de eléctricos.
Recordemos que la industria del automóvil europea ya ha conseguido una victoria importante haciendo que la Unión Europea abogue por una nueva norma de emisiones Euro 7 que será menos estricta y que, de alguna forma, permitirá que muchos automóviles con motor de combustión interna sigan siendo viables.
En cualquier caso, la dificultad para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones que ha marcado la Unión Europea solo puede tener una consecuencia, que el coste de vender coches diésel, gasolina, e híbridos, en general todo aquello que no sea enchufable, sea cada vez mayor. Y por ende que comprar un automóvil con motor de combustión interna sea cada vez más caro.