El crash-test que váis a ver tras el salto parece aparentemente desigual. Los coches analizados son un Audi Q7 del año 2006 – que en su momento obtuvo cuatro estrellas EuroNCAP – y un Citroën C3 del año 2014, un coche galardondo con cinco estrellas EuroNCAP. El giro argumental consiste en que no se trata de un crash-test convencional: el Citroën C3 chocará contra la parte trasera del Audi Q7, que está estacionado. La velocidad de impacto es de 35 km/h, con un solapamiento del 30%. Lo que en este artículo vamos a tratar de hacer es analizar por qué el Citroën ha resultado siniestro total, y el Audi apenas tiene rasguños.
Citroën C3 y ë-C3
Antes de comenzar, dejad a un lado todos los prejuicios acerca de la diferencia de precio entre ambos coches, y las supuestas diferencias entre marcas. En un choque frontal a 64 km/h, contra una barrera deformable, el Citroën C3 es un coche objetivamente más seguro que el Audi, según EuroNCAP. Sin embargo, cuando impacta con un escaso solapamiento contra la parte trasera del Audi Q7, el resultado es muy diferente al de los crash-test normativos. Como podréis ver en el vídeo, el frontal del coche sufre enormes daños, el chasis se dobla y saltan los airbags frontales. El accidente es aparatoso, y grave.
Y con todo, es un accidente perfectamente plausible en un ámbito urbano, a una velocidad de solo 35 km/h. Una de las posibles causas de los enormes daños sufridos por el Citroën estriba en sus propias estructuras de protección ante impactos frontales. Carece de estructuras de choque diseñadas para amortiguar accidentes con escaso grado de solapamiento, lo que provoca una gran deformación de su frontal – a mayor velocidad, se produciría una intrusión de elementos en el habitáculo. La traviesa antichoque frontal está intacta: la aleta delantera izquierda ha absorbido toda la fuerza del impacto.
Otra de las causas de estos enormes daños estriba en la estructura trasera del Audi Q7. No está diseñada para deformarse de la misma manera que el frontal de un coche. Además de ser más rígida, su mayor altura al suelo provoca una incompatibilidad de las estructuras antichoque. En el Citroën, el grueso del impacto se produce por encima de la altura de su rueda. Los daños del Citroën C3 son graves: han afectado al grupo motopropulsor y al chasis, estimándose en más de 15.000 euros su reparación. En un accidente real similar, el Citroën C3 sería declarado siniestro total.
El Audi necesita un nuevo paragolpes, un nuevo guardabarros trasero y ligeros trabajos de chapa en el portón del maletero. Incluso con precios de un concesionario de Audi, la reparación no llegaría a los 5.000 euros. El coche sería reparado. ¿Qué nos demuestra este sencillo crash-test? En primer lugar, cómo un coche se comporta en un accidente para el que no ha sido diseñado – el Citroën acaba en el desguace, el Audi solo en la chapistería. En segundo lugar, la necesidad de EuroNCAP de incluir pruebas de choque de escaso solapamiento, al estilo de las realizadas por el IIHS estadounidense.