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El crash-test más extremo de China deja en ridículo a lo mejor de Europa a solo 56 km/h

Las pruebas de choque son clave para analizar y comparar la seguridad en caso de accidente de los vehículos que se venden en todo el mundo. Por fortuna, en pleno siglo XXI son pruebas que se toman muy en serio y la prueba es la excelente seguridad de los coches modernos. Al menos, en los escenarios estandarizados habituales. El instituto DCar Institute, una suerte de EuroNCAP chino, ha ideado una prueba de choque que recrea un accidente especialmente mortal. Un crash-test extremo que deja en ridículo a lo mejor de Europa a solo 56 km/h.

En su set de pruebas más ambicioso hasta la fecha, el instituto adquirió 30 parejas de coches disponibles a la venta en China. Coches que van desde máquinas tan sencillas y baratas como un BYD Seagull, hasta coches de lujo como un Mercedes-Maybach S 480 o un Range Rover. El crash-test en el que queremos centrar vuestra atención tiene como protagonista un camión, contra cuya parte trasera impacta el vehículo, a 56 km/h, con un solapamiento del 30%. Es un accidente que recrea una colisión por alcance especialmente mortífera.

Los accidentes por alcance contra camiones son relativamente comunes y cuatro veces más mortíferos que otros alcances

Según datos de DCar, las posibilidades de fallecimiento de los ocupantes del coche son cuatro veces superiores en este escenario que en un accidente contra otro vehículo. El remolque del camión en sí dispone de una barrera anti-choque homologada en la parte inferior de su caja y las pruebas se han llevado a cabo en el BQI (Beijing Products Quality Supervision and Inspection Institute) usando estándares internacionales de calidad y metrología. Es una prueba seria, concienzuda y con un claro método.

Y el resultado es francamente desastroso en términos generales. De los 30 coches analizados, apenas cuatro coches ofrecen un margen generoso a la supervivencia del acompañante, la zona más afectada por el fuerte impacto. Resulta pavoroso ver cómo los pilares A y B de muchos coches se parten como si fueran palillos, retrotrayéndonos a aquellos años oscuros en los que la seguridad de los coches era casi nula. En coches como el Range Rover, incapaz de proteger a sus ocupantes en este escenario, el techo se abre como si fuera una lata de sardinas.

En este ensayo, los airbags y los cinturones de seguridad no tienen utilidad alguna

Las estructuras habituales de deformación programada son casi inútiles en este escenario, revelando una dura realidad: el pasajero no sobreviviría al accidente, y tampoco el ocupante derecho del asiento trasero. Este problema no es único al Range Rover, es muy similar en la mayor parte de todocaminos y vehículos «altos», incluyendo el Mercedes Clase G. Entre los SUV peor parados en este ensayo están los Nissan Qashqai, BMW X5 y Honda CR-V de fabricación local, y entre los mejor parados, coches como el BYD Seal U DM-i o el Toyota RAV4.

El Li Auto L6 se somete a un crash-test a 64 km/h, mostrando su desempeño en seguridad.

Con todo, la supervivencia del acompañante sigue siendo prácticamente imposible. Curiosamente, el mismo problema parece afectar también a turismos convencionales y berlinas, que por su menor altura tendrían más posibilidades de «deslizarse» bajo el camión. Coches como el Mercedes-Maybach S 480 sufren de roturas del pilar A, pero no de sus pilares B o C. No obstante, empieza a haber mayores posibilidades de supervivencia en coches como el Xiaomi SU7. Los que mejor comportamiento han tenido, con diferencia, han sido los Tesla Model 3 y Volvo S60.

El peso del vehículo es un factor de riesgo: a mayor peso, más energía es necesario disipar

Sus pilares A no se han roto y se ha mantenido una célula de supervivencia para el pasajero en este tipo de accidente tan complejo. Las conclusiones son claras: es una prueba muy dura para cualquier vehículo, y la mayor parte de coches fallan estrepitosamente. Además, el peso y la rigidez del coche contribuyen a magnificar los daños y los sistemas de deformación programada exceden sus márgenes de diseño. Es una prueba dura, pero necesaria, si es que nuestro objetivo es proteger a los ocupantes en los coches modernos. Con pruebas así, podremos evolucionar la seguridad de nuestros vehículos.

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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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