El coche que tenéis en vuestras pantallas se llama Cruise Origin y es el resultado de una inversión de miles de millones de dólares por parte de General Motors. La multinacional estadounidense quiere revolucionar la forma en que nos movemos, y ha presentado un robo-taxi, listo para ser producido en masa y 100% funcional. Según el gigante americano, será capaz de transportar a seis personas de forma autónoma y eficiente, gracias a su propulsión 100% eléctrica. Os contamos qué es lo que tenéis que saber sobre este futurista vehículo.
El Cruise Origin ha sido presentado de forma oficial en Estados Unidos la pasada noche, por parte de Cruise. Cruise era una startup enfocada al desarrollo de soluciones de movilidad autónoma, hasta que fue adquirida por General Motors e integrada en su gigantesco esquema corporativo. El resultado de años de desarrollo es el Cruise Origin, un vehículo autónomo enfocado a áreas urbanas. No podemos definirlo como una furgoneta, un SUV o un monovolumen. Es simplemente una habitación rodante, con capacidad para seis personas sentadas.
Seis personas que irán sentadas en dos bancos enfrentados, tapizados con tela resistente y sufrida. Y es que este vehículo no lo podrás comprar, será parte de un servicio urbano de taxi autónomo que General Motors lanzará en San Francisco. Como no podía ser de otra manera, este servicio será contratado a través de una app, y según parece en las imágenes mostradas, podría ser un servicio compartido con otros usuarios que hagan una ruta similar a la nuestra – reduciendo el coste final del desplazamiento. Porque Cruise quiere que ahorremos.
Sin especificar de dónde han sacado los datos, la empresa californiana dice que un usuario podría ahorrar hasta 5.000 dólares al año con respecto a usar un transporte privado. Con respecto al vehículo en sí, apenas tenemos datos al respecto. No obstante, sabemos que es 100% eléctrico y que está construido sobre una plataforma de origen General Motors, por lo que es posible que su esqueleto sea el mismo del Chevrolet Bolt EV. Con un diseño funcional y moderno, en su exterior solo sobresalen las cámaras, sensores y radares LiDAR con los que se guía.
El coche no tendrá una supervisión directa por parte de un humano, pero será monitorizado constantemente en un centro de control. No tiene volante ni pedales, y no puede, por tanto, ser pilotado en modo manual. Sus puertas son correderas y se abren por ambos lados, ideado para no poner en peligro a usuarios vulnerables de la vía, como los ciclistas. Su objetivo de durabilidad es un millón de millas (1,6 millones de km), por lo que su vida útil será de varios años de uso muy intensivo – sustituyendo la producción y uso de varios coches convencionales.
A nivel productivo es un producto testado y listo para ser producido en serie. De hecho, existen planes para producir hasta 100.000 unidades de esta lanzadera autónoma. El mayor escollo para su implementación será el marco normativo y el refinamiento de sus algoritmos de conducción autónoma. Con suerte, lo veremos en las calles en un par de años. Su estreno se producirá en San Francisco, pero debería poder ser utilizado en cualquier ciudad estadounidense – y por extensión europea.