Un servidor vive en Asturias, y viaja a Madrid varias veces al mes, usando puertos de montaña y conduciendo de noche repetidas ocasiones. En mis viajes la niebla suele ser una compañera habitual: a veces es densa y peligrosa, mientras que en otras ocasiones permite una visibilidad decente. Constantemente me cruzo con vehículos que no usan correctamente sus antinieblas traseros. ¿Exceso de celo, omisión o ignorancia? ¿Sabes usar los antinieblas traseros? Pista: no los enciendas ante el primer atisbo de niebla.
¿Cuándo deben usarse los antinieblas traseros?
Sobre el uso de los antinieblas ya nos ha hablado mi compañero David Villarreal en un artículo que te recomiendo repasar en el siguiente enlace. Esta reflexión personal versa únicamente acerca de los antinieblas traseros y el mal uso generalizado que se hace de los mismos. ¿Qué dice el Código de Circulación acerca de los antinieblas traseros? Explicita que sólo deben usarse en condiciones de visibilidad «extremadamente desfavorable», tales como niebla muy densa, lluvia muy intensa, nevadas o tormentas de polvo o arena.
El objetivo de los antinieblas traseros es únicamente que seamos vistos por los demás conductores. Si la niebla es muy densa y alguien no circula con su antiniebla trasero encendido, se pueden producir fácilmente colisiones por alcance potencialmente peligrosas, ya que además suele haber gran disparidad de velocidad entre los vehículos – algunos reducen la velocidad más que otros. Pensad que la visibilidad puede ser de apenas 5-10 metros si la niebla es especialmente densa. Lo mismo ocurre con lluvia: apenas vemos a unos metros.
A 100 km/h – velocidad a la que nadie debería circular con mala visibilidad – 10 metros se recorren en décimas de segundo, muy por debajo del tiempo de reacción de cualquier conductor. Un antiniebla trasero potente nos permite ver a un vehículo a mucha más distancia, evitando peligros y accidentes. El problema es que la norma no define objetivamente lo que es «lluvia muy intensa» o «niebla espesa», y donde algunos no ven un grave problema de visibilidad, otros consideran necesario conectar los antinieblas traseros.
Consideramos que unos cuatro coches de distancia, o unos 25 metros de visibilidad, es ya visibilidad muy desfavorable.
Los antinieblas traseros deslumbran
No es lo mismo lluvia intensa para un asturiano que para un madrileño. Con todo, debemos tener en cuenta que los antinieblas traseros son luces muy potentes, en muchos casos más intensas que las de un vehículo en frenada. Y estas potentes luces tienen el potencial de deslumbrar al conductor del coche que circula detrás de nosotros, o cómo mínimo, molestarle de forma considerable. Cuando la visibilidad no es «extremadamente desfavorable», los antinieblas traseros deben estar apagados. Y muchos conductores no parecen entenderlo.
He visto – y no una ni dos veces – coches circulando bajo una lluvia ligera con los antinieblas traseros conectados. Estoy cansado de ver decenas de coches con los antinieblas traseros conectados, circulando bajo una niebla de lo más tenue, con una visibilidad de tranquilamente 100 metros. Nunca, nunca se debe circular con el antiniebla trasero conectado en estos casos. Lo único que lograremos es molestar a los demás conductores y disminuir su seguridad al volante. Ah, y la Guardia Civil podría multarte.
Lo que se debe hacer es prestar atención a las condiciones de la vía y el tráfico. Si la niebla se vuelve menos densa, desconéctalas. Si vuelve a ser muy espesa, vuelve a conectarlas. Como dice mi compañero Esteban Viso en su artículo en Circula Seguro, se deben regular activamente. Y por supuesto, no te olvides de desconectar los antinieblas traseros cuando la visibilidad haya mejorado, es sencillo olvidarse de que están encendidos. Solo hay que prestar un poco de atención y no pecar de exceso de celo en su uso.
Todos ganaremos.
En Diariomotor: