Algo está fallando. Es difícil explicar que en el momento en el que menos desplazamientos de largo recorrido se están produciendo debido a la pandemia y a las restricciones de viaje dentro de España, la siniestralidad vial sigue arrojando unos datos nefastos. El informe publicado por la Dirección General de Tráfico muestra la cruda realidad acerca de los datos de la última Semana Santa, los cuales empeoran incluso los de 2019, el mismo periodo pre-COVID.
Obviamente no se pueden comparar con la Semana Santa de 2020, ya que en esa misma época el país ya se encontraba confinado, por lo que el elemento de comparación de los datos de este año es precisamente con la de 2019. Debemos recordar que, aunque hemos contado con más flexibilidad durante estos días de vacaciones y festivos nacionales, las comunidades autónomas han limitado los desplazamientos de los ciudadanos, impidiendo los viajes entre ellas para evitar así un repunte de los contagios.
Los datos de la DGT apuntan a que el tráfico se ha reducido precisamente a la mitad respecto al registrado hace dos años, sin embargo, el número de fallecidos en accidente ha aumentado. Los viajes transfronterizos o de largo recorrido han disminuido, 58% en el primer caso por un 46% en el segundo, lo que revela precisamente que estas restricciones al movimiento han llevado a que la ciudadanía no ha realizado grandes desplazamientos. Los que no han bajado tanto han sido los viajes cortos en el día, aquellos que se refieren al trayecto a zonas costeras, al campo o a otros lugares de ocio en la misma comunidad.
A pesar de esta reducción, un total de 32 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico en vías interurbanas desde las 15h del viernes 26 de marzo y hasta las 23:59 del lunes 5 de abril, lo cual refleja un evidente aumento de los 27 fallecimientos que se dieron en el año 2019 y se consolida como el peor dato en Semana Santa en cuanto a mortalidad en nuestras carreteras desde 2016, en la que murieron 41 personas. Además, fueron 97 los heridos que necesitaron ser hospitalizados. La cifra podría ser incluso peores ya que se trata de datos provisionales a la espera del recuento definitivo.
Los datos publicados por el RACE hacen hincapié en esa tendencia negativa que hemos vivido durante el último año a pesar de la circunstancial situación en la que vivimos, ya que el pasado verano, a pesar de que los desplazamientos se redujeron también en un 10%, los datos de fallecidos apuntaron a que apenas se redujeron en un 9% el número de muertes respecto a 2020.
¿Cómo y cuándo se han producido?
Obviamente ahora queda un intenso trabajo de investigación por parte de la Dirección General de Tráfico en cuanto al tratamiento de datos y estudio de cada uno de los casos, pero desde el propio organismo han confirmado que el grueso de los accidentes mortales se ha concentrado en los dos fines de semana que han abarcado dichas festividades (14 el primero del 26 al 28 de marzo y 9 el segundo, del viernes 2 al domingo 4), con un 70% de los mismos dándose en carreteras convencionales.
No hay ningún tramo que haya reflejado tener una tendencia mayor que otro, pero sí destaca que el 47% de los fallecimientos se haya dado entre usuarios vulnerables, de los cuales doce eran motoristas, dos peatones y uno era ciclista, mientras que de los catorce ocupantes de turismos o furgonetas que perdieron la vida, dos no hacían uso del cinturón de seguridad en el momento del accidente. La DGT no ha ocultado que precisamente el de los motoristas es uno de los datos más preocupantes, ya que 11 de los 12 accidentes mortales se dieron en sábado o día festivo.