Esta sí que es una comparativa inusual. Enfrentamos a un ciclista de montaña contra un Land Rover Defender en pistas forestales bastante complicadas (sobre todo para el ciclista). La idea es comprobar si el Defender es el coche adecuado para dar cabida a todas tus aficiones, poner en perspectiva lo que el coche es capaz de hacer, trasladando a una escala humana el esfuerzo que supone el camino y, por último, utilizando como conductora del Land Rover a una persona sin experiencia alguna en 4×4, también queremos ver lo fácil que es conducirlo fuera del asfalto a la primera. ¡Empezamos!
El planteamiento de la carrera
La idea es recorrer un circuito triangular de 1 km de longitud, primero con una bicicleta de montaña (sin ayuda eléctrica) y luego con el nuevo Land Rover Defender, cronometrar a cada uno de los dos y ver quién es capaz de hacerlo más rápido. Puesto que el circuito tiene una pendiente muy fuerte en subida y luego una bajada igual de pronunciada, es obvio que el coche ganará en el ascenso y el ciclista deberá recuperar el tiempo perdido bajando más deprisa.
Land Rover Defender
Al volante del Land Rover irá una conductora que jamás ha conducido un 4×4 fuera del asfalto, con lo cual podremos comprobar lo fácil o difícil que resulta conducirlo sin experiencia previa.
En la bici irá nuestro presentador (yo) que no soy ningún atleta pero sí estoy entrenado y en cierto nivel de forma para esta prueba. Esto nos dará una dimensión de las tremendas pendientes que supera el Land Rover sin esfuerzo y podremos compararlas con la extenuación de un ser humano intentando hacer lo mismo con sus propias fuerzas.
Además, aprovecharemos para meter la bici dentro del coche y ver si cabe, al tratarse de un objeto bastante complicado de manejar y meter en un maletero.
La carrera
La carrera transcurre según lo previsto y la bici comienza mucho más despacio enfrentándose a una pendiente cuyo punto álgido alcanza el 26% (es verdad que es sólo durante unos metros) y que ronda de media el 15 – 18%. La extenuación del ciclista pone de manifiesto lo duro que es subir por esta pista, mientras que la relajación y la diversión de nuestra conductora inexperta la pone en cabeza con mucha ventaja.
Al llegar a la cima queda girar a la izquierda, cruzar un pequeño tramo llano y luego volver a girar a la izquierda y bajar al punto de partida, y es ahí donde la bici recupera terreno, aunque no lo suficiente como para acercarse al tiempo del coche, que vence holgadamente por más de medio minuto. Pero lo que queríamos comprobar sí queda comprobado: el Defender se pone en modo automático y se conduce fuera del asfalto sin conocimiento alguno o preparación previa, ya que su electrónica se encarga de absolutamente todo en nuestro lugar, superando obstáculos muy complicados para un ciclista como un juego de niños y en mucho menos tiempo.
Conclusiones
Lo primero que hemos de decir es que una bici de montaña de 29″ y talla M cabe en el maletero del nuevo Defender, aunque la puerta posterior es bastante estrecha para el tamaño del coche y no es especialmente fácil meterla.
A partir de aquí, la primera conclusión sería que el Defender es un coche tremendamente capaz para circular fuera del asfalto, sea quien sea el conductor, ya que su nivel de automatismo es tan grande que no exige tomar decisiones. Precisamente esto es un arma de doble filo, ya que a los aficionados al 4×4 normalmente sí les gusta tener un cierto nivel de implicación en el manejo del coche y que no lo resuelva todo la electrónica, aunque en ese sentido cada usuario tendrá que valorar si quiere un coche que lo haga todo solo y le saque por sí mismo de cualquier apuro, o le apetece más tomar partido activando y desactivando bloqueos o barras estabilizadoras en función de la situación.
Y respecto a la carrera, siendo el coche 1.000 veces más potente y no sufriendo limitaciones de cansancio, realmente era difícil que no ganase… pero había que intentarlo.