No lo puedo evitar. Cada vez que la actualidad me lleva a escribir algo sobre el regreso de Alpine, sobre el Alpine A120, esbozo, primero, una sonrisilla ladeada mientras pongo, negro sobre blanco, las primeras palabras del artículo. Acto seguido le doy vueltas a una idea… “¿son de verdad malos tiempos para la lírica?” y a pesar de las restrictivas medidas, de otras muchas ramas de la evolución automovilística que poco o nada tienen de apasionante, no puedo evitar pensar que no, no vivimos una era tan mala para esta nuestra afición al motor, quizá, de hecho, estemos viviendo una era dorada, un canto de cisne.
Vivimos, mes a mes, la incesante llegada de modelos de corte pasional:
Espera. No te lances todavía a los comentarios a blasfemar palabras como SUV, híbrido, conducción autónoma, Ayuntamiento de Madrid, radares, Pegasus, precio del combustible… no. Tomate un minuto y haz un repaso mental de algunos de los últimos lanzamientos deportivos de los últimos años…
Piensa en el Toyota GT 86 o en la nueva generación del Miata; piensa en como Porsche no sólo mantiene bien vivo el mito del Porsche 911, sino también en las ediciones especiales que ha ido lanzando, en el Porsche 718 Cayman y en el Porsche 718 Boxster… piensa en Dodge haciendo auténticas locuras como el Hellcat o el Demon o en Alfa Romeo lanzando, antes del Alfa Romeo Giulia, un espectacular Alfa Romeo 4C mientras que sus hermanos de Abarth cocinan un coche de rally matriculable, el Abarth 695 Biposto.
Piensa en todos los compactos deportivos, en todos los pequeños GTI, en el BMW M2, en el Audi TT RS, en KIA / Hyundai poniendo a punto sus coches en Nürburgring…
Vale, es ridículo el número de deportivos atmosféricos que nos quedan y los cambios automáticos están arrasando en esa misma batalla, las marcas generalistas ya rara vez cuentan con un coupé entre sus filas como antaño ocurría, que si Fiat Coupé, que si Opel Calibra… y los asistentes a la conducción, la electrónica, ha invadido nuestros coches.
Pero aún hay esperanza. Aún las marcas se atreven con proyectos como el resurgir de Alpine. Ligero, con el motor a la espalda, propulsión, con un buen guiño al pasado… La evolución de los componentes es brutal, la fibra de carbono ya se ha generalizado, el aluminio campa por doquier y los selectores de modos de conducción junto con el tarado regulable de las direcciones, las mejoras en lo que a aislamiento se refiere y las suspensiones adaptativas han hecho que la práctica totalidad de los deportivos sean además utilizables en el día a día… siempre y cuando nuestra cartera pueda corresponder su consumo claro.
Nunca los deportivos habían sido tan aprovechables en el día a día… e incluso los híbridos y los SUV están por la labora de emocionarnos:
Incluso aquellos que consideramos parte del enemigo, los SUV, ponen de su parte, que si Porsche Macan, que si un par de versiones AMG de cada crossover de Mercedes, que si los BMW X5 M y X6 M…
Y sí, los híbridos también han hecho lo propio. Os he hablado en alguna ocasión al respecto, al hilo del BMW i8, tampoco podemos perder de vista al Honda NSX…
En el horizonte queda la duda de si la afición a esta nuestra pasión será lo suficientemente firme como para mantener resquicios, como los antes mentados, con generaciones venideras aparentemente cada vez menos interesadas… como también aparece la duda del lugar que quedará para los deportivos, para los coches más entregados al placer, en un práctico y racional mundo conectado y bajo el reinado de la conducción autónoma.
Desde luego por ahora no podemos decir que vivamos malos tiempos para la conducción espirituosa, por producto gracias al las marcas que siguen creyendo que el placer de conducir no radica en tener el mejor sistema multimedia; por una escena bien animada por habituales trackdays y la ferviente comunidad online (sólo hace falta darse una vuelta por Forocoches…); por competiciones que ganan peso (como el mundial de resistencia)…
No, no son (tan) malos tiempos para la lírica…