Al rojo vivo, así se está poniendo el segmento de los 4×4 con la guerra que se ha desatado entre fabricantes por poner en las calles el todoterreno más extremo. Y ahora esta batalla encarnizada sube de nuevo el listón con el reciente anuncio realizado por JLR, pues la firma inglesa trabaja en el Defender más radical que hayamos conocido nunca, un 4×4 que estrenará múltiples mejoras para convertirse en el rey del off-road más salvaje.
El primer Defender con motor V8 BMW
Previsto para su lanzamiento a finales de este año 2024 y usando el nombre de Defender OCTA, el fabricante inglés trabaja en una nueva versión de su todoterreno más capaz que nadie se esperaba, o por lo menos no a este nivel. Y es que el Defender en el que estrá trabajando JLR irá mucho más allá en todos los aspectos para alzarse como el arma definitiva del off-road.
Land Rover Defender
Y la primera gran novedad que traerá el Defender Octa será el uso, por primera vez en el modelo, del motor 4.4 V8 Twin-Turbo de origen BMW. Este motor, ya empleado en otros coches de la firma inglesa como el Range Rover Sport SV, con 635 CV y 750 Nm, reemplazará al 5.0 V8 Supercharged de 525 CV y 625 Nm empleado por el Defender V8 hasta la fecha. Hablamos por lo tanto de un sensible aumento de rendimiento, pero también de una reducción en consumos y emisiones.
Este propulsor se combinará con una caja de cambios automática ZF por convertidor de par con 8 relaciones, reductora y un sistema 4×4 inteligente con bloqueo para los diferenciales central y trasero, además de uno de los controles de tracción más eficaces que ofrece hoy por hoy el mercado.
A esta receta además se añade una mejora del sistema de frenos, firmada por Brembo, el uso de neumáticos todoterreno, aumento de cotas y otra gran primicia en la suspensión. Y es que el Defender Octa estrenará el sistema de suspensión 6D Dynamics, un equipo de suspensiones interconectadas que permite prescindir de las estabilizadoras convencionales para, mediante un fluido hidráulico a alta presión, controlar de forma activa el cabaceo y el balanceo del coche.
A esto se suma la capacidad de cada amortiguador para modificar su comportamiento en función del programa de conducción seleccionado o la regulación de altura de la carrocería, consiguiendo así una altura libre al suelo superior a los 29 cm.