Hay un nuevo fabricante de coches eléctricos chino, llamado Small Sports Car (SSC). Nada tiene que ver con aquél fabricante americano de superdeportivos de bajo volumen y sería sencillo considerarla otra startup más con otro coche eléctrico anónimo más. Pero en este caso, sería un error. Su primer coche se llama SC-01 y llegará en 2023, prometiendo algo que hasta ahora era casi una quimera en el mundo de los coches eléctricos: combinar deportividad, una autonomía razonable, buenas prestaciones, ligereza y un coste muy razonable. Dejadme que os lo explique.
Este coche mide 4,08 metros de largo, 1,82 metros de alto y solo 1,16 metros de alto. Por dimensiones, es muy similar a un Alpine A110, o incluso a un Audi TT. Sin embargo, a nivel de diseño parece inspirado en la reedición moderna del Lancia Stratos que MAT llevó a cabo hace una década. Sea como fuere, es un diseño que funciona y que claramente corresponde al ideal que se espera de un coche deportivo. Su frontal está cargado de ángulos y tiene una mirada agresiva, pero sin caer en artificios o en una modernidad excesiva. Vaya, que convence.
No tenemos fotos del habitáculo, pero lo realmente interesante es que SSC promete que su deportivo eléctrico va a pesar sólamente 1.300 kilos. Es un peso casi 200 kilos inferior al de un Porsche 718 Cayman y aproximadamente 200 kilos superior al de un Alpine A110. Con todo, es un peso ligero bajo cualquier estándar, y es un peso pluma si hablamos de un coche eléctrico. No sabemos el tamaño de su batería, pero SSC afirma que su autonomía será de 500 km según el ciclo NEDC – podríamos esperar una autonomía de unos 400 km según el ciclo WLTP.
A esta correctísima cifra se unen dos motores eléctricos, con una potencia combinada de 435 CV y tracción integral. Sobre el papel, este pequeño deportivo será capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 3,9 segundos. Un detalle curioso es que su batería estará ubicada tras el habitáculo, donde estaría el motor en un deportivo de motor central. De esta forma, se consigue un reparto de pesos similar al de un coche tradicional y se prescinde de la tradicional plataforma tipo «monopatín». El chasis es tubular y la suspensión es de tipo push-rod.
Este coche promete un comportamiento similar al de un deportivo de motor central y la mejor noticia es que sus precios deberían arrancar en 300.000 yuanes, es decir, unos 45.000 euros. La noticia que no nos gusta tanto es que aun no sabemos si este coche se venderá fuera de China, o siquiera, si este proyecto tan ambicioso llegará a materializarse. Sea como fuere, este deportivo eléctrico está listo para romper esquemas y pretende revolucionar el mercado. En un futuro a medio plazo, veremos si es capaz de conseguirlo.