Nos gustan los utilitarios deportivos. Son en mi opinión, la viva reencarnación de aquellos GTI de antaño, hoy convertidos en matagigantes que rozan los 400 CV, con precios difíciles de asumir para el común de los mortales. No necesitas un Audi RS3 Sportback recién salido del horno para pasártelo bien en un tramo revirado de montaña. Por una tercera parte de su valor te puedes comprar un Ford Fiesta ST, y posiblemente te divertirás más conduciéndolo. Pero la fórmula del Ford Fiesta ST no es la única opción para los que quieran un deportivo pequeño pero matón. Para gustos, hay muchos colores.
1) El cóctel tradicional: tracción delantera, turbo y cambio manual
Ya sabes la receta tradicional del utilitario deportivo. Es la que hasta ahora han seguido la mayor parte de marcas. Es la receta del Ford Fiesta ST, del SEAT Ibiza Cupra o del Peugeot 208 GTi. Un motor turbo de cilindrada media, tracción delantera y cambio manual – aunque algunos ofrezcan cambios automáticos en opción. Es la fórmula más sencilla de divertirse al volante, combinando el control completo con una puesta a punto deportiva, en un paquete que nunca debería superar los 1.250 kilos de peso. Nada de modos de conducción ni ajustes variables para el chasis. Diversión sencilla, sin complicaciones y para todos los públicos.
Bien es cierto que empieza a ser una fórmula en peligro de extinción, igual que hace unos pocos años fue la fórmula de utilitario deportivo con motor atmosférico. Está en peligro de extinción porque los fabricantes suelen empeñarse en aumentar de tamaño a sus utilitarios, cargarlos de equipamiento e insonorización. El resultado es un inevitable aumento de peso, enemigo de la diversión al volante. Por ejemplo, modos de conducción o perfiles de personalización para el chasis. Llamadme carca o purista, pero aunque añade polivalencia en el día a día a estos coches, diluye la experiencia de conducción.
2) El purista con esteroides: Toyota Yaris GRMN
Del Toyota Yaris GRMN ya os hemos hablado largo y tendido, e incluso te hemos contado algunos secretos en este artículo. Ante la ausencia de un Suzuki Swift Sport atmosférico, es la respuesta más purista del segmento. Su motor de 1,8 litros ha sido sobrealimentado por compresor, en busca de esa linealidad y progresividad de un motor atmosférico, sin perder el puñetazo de la sobrealimentación – tiene 210 CV. Además, el Toyota Yaris GRMN sólo se ofrecerá con una caja de cambios manual, y el resto de hardware no es exagerado: frenos de buenas dimensiones y llantas de aleación ligera y 17 pulgadas. Sin excesos, pero sin vacilar.
En cierto modo es el sucesor espiritual de aquellos utilitarios atmosféricos de antaño. Pienso en los Renault Clio RS de la anterior generación, los Ford Fiesta ST con motor 2.0 de 150 CV o los propios Suzuki Swift Sport. Aunque muchos criticaran la «falta de patada», lo bueno de aquellos atmosféricos era su progresividad, con un límite más sencillo de explorar que el de los rapidísimos GTI actuales. ¿Se me ha visto el plumero verdad? El Suzuki Swift Sport es uno de mis utilitarios deportivos favoritos: simple, deportivo, ligero y con una puesta a punto que no busca convertirte en el más rápido, sino el que más que se divierte.
3) El deportivo eléctrico del futuro: Renault Zoe e-Sport
Basamos este punto en pura especulación, porque el Renault Zoe e-Sport no es más que un simple prototipo. Fue presentado en el pasado Salón de Ginebra, y su peculiaridad es la presencia de dos motores eléctricos – uno en cada eje – con una potencia combinada de nada menos que 460 CV. El gigantesco par motor de sus motores y la tracción integral permiten un 0 a 100 km/h de sólamente 3,2 segundos. Como las baterías de 40 kWh de capacidad pesan 450 kilogramos, Renault ha optado por una carrocería de fibra de carbono, dejando el peso final del coche en 1.400 kilogramos – elevado, pero no excesivo.
Aunque hoy por hoy no existe ningún hot-hatch eléctrico – siquiera existen los utilitarios deportivos híbridos – es una buena muestra de lo que el futuro podría ofrecernos. El paso a los coches eléctricos no tiene que suponer una merma en las sensaciones.
4) Automático, con la eficacia por bandera
Otra de las formas de entender la deportividad en formato de bolsillo es poner la eficacia por encima de todos los demás factores. Hablo de los cambios de doble embrague, que han venido al segmento para quedarse. De hecho, coches como el Renault Clio RS sólo se ofrecen con una caja de doble embrague, sin opción a un cambio manual. No seré quien niegue la rapidez extrema de estos cambios, y lo bien que responden a nuestras órdenes. Si tu prioridad es perfeccionar tiempos de vuelta en trackdays o centrarte en la trazada de tu tramo favorito, no preocuparte del tercer pedal puede ser de gran ayuda.
No obstante, pienso que estas cajas de cambio, por brillante que sea su funcionamiento – y creedme que lo es – quitan a los utilitarios deportivos parte de su emoción, parte de su diversión. Porque en mi opinión personal no es tan importante arañar unas décimas al cronómetro, como divertirme e implicarme de forma más directa en el pilotaje del vehículo. Uno de los coches más divertidos que el año pasado pude probar fue un Abarth 595 Competizione, dotado de un explosivo motor 1.4 Multiair Turbo de 180 CV, equipado con un cambio manual, y con unos pedales colocados perfectamente para el punta-tacón.
5) Tracción integral como extra… ¿útil? El caso del Audi S1 quattro
En estos momentos, el Audi S1 quattro es el único utilitario deportivo a la venta con tracción integral. Es el más rápido en línea recta – tiene un motor 2.0 TFSI de 231 CV – y también el más pesado de entre todos sus rivales, marcando 1.390 kilos en la báscula. La tracción total le aporta sobre el papel una gran ventaja a la hora de salir rápido de una curva, además de en condiciones climáticas desfavorables (ver prueba del Audi S1). Aunque es un coche muy rápido, sus inercias, su alto coste – arranca en más de 35.000 euros – y la eficacia de los autoblocantes de coches como el Peugeot 208 GTi, hacen que su compra sea más bien una decisión pasional o de prestigio de marca.
Y tú, ¿con qué forma de entender a la deportividad te quedas? ¿Eres de Ford Fiesta ST o de Audi S1?