Con la popularización de los techos panorámicos practicables desde hace algo más de una década, los turismos descapotables han caído en desgracia y son muy pocos los fabricantes que todavía ofrecen esta clase de automóviles en su gama de producto. Salvando excepciones con un posicionamiento muy específico como el FIAT 500 C, el MINI Cabrio o el Mazda MX-5, este tipo de carrocería ha quedado reservada para las categorías más elitistas y menos accesibles del mercado. De hecho, la inmensa mayoría de estos vehículos cuesta más de 60.000 euros en 2023.
En mayo del mismo año nos despedimos de otro coche con capota retráctil que, por si fuera poco, es el máximo exponente del lujo y el confort a cielo descubierto. Nos referimos al Rolls-Royce Dawn, un descapotable de cuatro plazas y 5,3 metros de longitud basado en el modelo Wraith (coupé). Fue presentado en 2015 y lanzado a la venta en 2016 por un precio de partida que, tras una serie de actualizaciones, llegó a superar los 300.000 euros durante su largo ciclo de vida. Como referencia, diez Volkswagen Golf valen la misma cantidad de dinero.
El “cabrio” más elegante que no ha sido ni el más caro ni el más grande
Con todo, no ha sido, ni mucho menos, el “convertible” más caro de la historia. Ese título lo ostenta otro Rolls, conocido como Boat Tail, cuyo coste de adquisición fue de (agárrate) 23 millones de euros. A diferencia del Dawn que, hasta ahora, contaba con una producción abierta a la demanda (se han ensamblado miles de unidades de una forma casi completamente artesanal), de esa auténtica joya sobre ruedas sólo se construyeron tres unidades. Su largo absoluto es de 5,8 metros, nada menos.
De entre los cabriolés que aún admiten pedidos, el más oneroso que puede comprarse en España es el Bentley Continental GT Mulliner (350.000 €), seguido “de cerca” por el más reciente y deportivo Maserati MC20 Cielo (325.000 €). Muy pronto, estos modelos perderán sus posiciones en tal dudoso ranking a causa del sustituto natural del Dawn. Previsiblemente, se llamará Spectre Convertible y, sin duda, tendrá un sistema de propulsión 100% eléctrico. Puedes leer más sobre la variante “cerrada” de este coche.
Algunos detalles sobre el Dawn: potente, pesado e ineficiente, pero bonito
Construido sobre una plataforma de origen BMW (empresa propietaria de Rolls-Royce desde finales del siglo pasado), el Dawn era algo así como el «hermano pequeño y barato», pero más prestacional, del también extinto Phantom Drophead, producto al que acabó reemplazando. Equipaba un motor V12 6.6 sobrealimentado de gasolina que desarrollaba un máximo de 571 CV de potencia y 780 Nm de par. Esto le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y alcanzar una velocidad punta de 250 km/h a pesar de declarar más 2,6 toneladas en vacío (una verdadera barcaza).
Fruto de su naturaleza ostentosa y poco útil, la cual sacrificaba funcionalidad en pro del diseño, su maletero sólo disponía de 295 litros de capacidad. Esta se reducía a 245 cuando se plegaba el techo, eléctrico y de lona. Dicha operación requería 22 segundos y una circulación por debajo de los 50 km/h. Sus dos puertas se abrían en dirección opuesta al sentido de la marcha y tanto su dotación tecnológica como su calidad de acabados era, sencillamente, soberbia. A cambio, su depósito de combustible de 100 litros se consumía cada 600 km. No admite pedidos desde marzo de 2022.
