Los talluditos, que ya llevamos un tiempo en esto, nos acordamos de una época en el que el coche eléctrico de moda, entre famosos, emprendedores, estrellas de la televisión y el cine, no era un Tesla, y ni mucho menos su último gran éxito, el Cybertruck. Hace más de una década, se dice pronto, cuando Tesla aún no había despegado, y ni mucho menos era conocida salvo entre los más entendidos, el futuro electrificado parecía ser Fisker (ver nuestra prueba del Karma en 2012).
El drama del SUV de lujo que vino a comerse a Tesla
Ahora imagina que te compras un flamante coche eléctrico de lujo por 64.000 euros y que, de un día para otro, y cuando aún no has recorrido ni 7.000 kilómetros, su valor ha caído por debajo de los 19.500 euros.
Ahora imagina que te has comprado un coche de lujo por algo más de 37.000 euros y, si te lo comprases ahora, apenas tendrías que pagar por 22.000 euros.
Un eléctrico de lujo a precio de saldo
En los últimos años hemos visto cómo la depreciación de algunos eléctricos o, mejor dicho, la guerra de precios que se está viviendo en el sector del coche eléctrico, la mejora de la competitividad, e incluso el abaratamiento de las baterías, se ha convertido en un problema para aquellos que dieron el paso comprando un coche y ahora ven cómo su valor ha caído dramáticamente. Y que por el precio que podrían haber vendido su coche de segunda mano hasta hace muy poco es similar al que hoy puedes pagar por uno nuevo. Destacadas, especialmente, las bajadas de precios que ha experimentado la gama Tesla en el último año.
El medio estadounidense Edmunds contaba cómo su flamante Fisker Ocean, adquirido en enero por 69.012 dólares para llevar a cabo una prueba de larga duración, en apenas dos meses había hundido su valor. Hasta el punto que CarMax, una red de venta de vehículos de segunda mano a la que pertenece Edmunds, había realizado de una tasación del coche de solo 21.000 dólares.
No solo eso, la propia compañía Fisker ha optado por liquidar su stock y hacer que el modelo de acceso a la gama Ocean, que partía de 39.799 dólares, ahora cueste solo 24.000 dólares. En precios comparables – en Estados Unidos – estaríamos hablando de un precio similar al de un Toyota Corolla híbrido.
¿Comprarías un coche de una marca a punto de morir?
Así como la antigua Fisker, la que lanzó un exótico sedán deportivo enchufable como el Karma, acabó desapareciendo, la nueva Fisker afronta ahora un proceso desesperado para sobrevivir. Después de que su lanzamiento se haya visto empañado por problemas de software, de haber detenido su producción, de que sus acciones hayan perdido un 98% de su valor en el último año, de no poder hacer frente a sus deudas y de no haber conseguido que prosperen las conversaciones que habría tenido con algunos grandes fabricantes de coches para propiciar su rescate.
La bancarrota de la compañía parece inevitable. Y una de las medidas desesperadas por las que habría optado Fisker para tratar de conseguir liquidez pasa por desplomar el precio de sus coches, y así tratar de deshacerse del stock acumulado. Ahora bien, por muy baratos que estén sus coches. ¿Te comprarías un coche de una marca que está a punto de desparecer?
Según las últimas informaciones que nos llegan parece que muchos potenciales clientes no están dispuestos a ello. Según Business Insider, Fisker habría recibido hasta 40.000 cancelaciones de algunas reservas que ya eran firmes para comprar su modelo Ocean. Un problema añadido para Fisker, porque únicamente la devolución de las reservas supondría un coste para la marca en el entorno de los 9 millones de dólares.