Las carreteras secundarias se han convertido en uno de los frentes abiertos de la Dirección General de Tráfico por diversas razones. La última de ellas pasa por el incremento de la siniestralidad debido a dos causas relacionadas con una maniobra. Por ello, la DGT ha querido recordar cómo adelantar en vías convencionales… mientras insiste en su polémica norma de no superar los 90 km/h.
Explicaba la DGT en sus redes sociales que este tipo de vías triplica la siniestralidad que se registra en otros escenarios como autopistas o autovías. Un dato que han aprovecha para refrescar los conocimientos de los conductores a la hora de llevar a cabo una maniobra que implica cierto riesgo en estas carreteras puesto que supone la invasión del carril contrario: cómo adelantar correctamente a un vehículo en una carretera convencional.
Adelantamientos seguros
Recuerda la Dirección General de Tráfico que se trata de un movimiento basado en tres fases que, obviamente, sólo podremos efectuar cuando las señales verticales y de la calzada así lo permitan. Como primer paso nos explican que debemos dejar una separación frontal y trasera adecuadas para generar la distancia de seguridad necesaria en caso de frenada. Un espacio que debe ser, como mínimo, el que recorrerías en dos segundos. En condiciones de niebla o lluvia debe ampliarse a tres segundos o más.
Si no vamos a adelantar, tenemos que ampliar esa distancia para permitir que el resto de vehículos efectúen adelantamientos seguros. Y siempre que seamos nosotros los protagonistas de la maniobra, tendremos que volver al carril derecho lo antes posible para minimizar esa invasión permitida del sentido contrario.
Hablando, por cierto, de este movimiento: podremos ocupar esa parte de la calzada total o parcialmente, incluso cuando la línea es continua, si vamos a adelantar a una bicicleta. En este caso, reduciremos la velocidad cuando nos acerquemos, mantendremos (como mínimo) 1,5 metros de distancia lateral y si no hay riesgo para la circulación, procederemos.
Los 20 km/h extra
Tráfico apunta que la alta siniestralidad de las carreteras convencionales se debe a dos principales imprudencias: exceso de velocidad (el máximo es de 90 km/h) y no respetar la distancia de seguridad. Unos límites que, hasta ahora, podemos superar en 20 km/h para realizar un adelantamiento seguro, es decir, podíamos alcanzar los 110 km/h para rebasar a otro vehículo sin miedo a ser multados.
Un margen necesario para poder efectuar esta maniobra en condiciones seguras, que es lo que busca la DGT con los consejos que acabamos de ver. Superando en 20 km/h el ritmo del usuario al que rebasamos utilizamos el menor tiempo posible y recorremos la mínima distancia en sentido contrario. ¿Qué ocurre si eliminan ese extra? El adelantamiento no será seguro y, además, tendríamos que esperar a que el otro vehículo relaje su velocidad para poder superarle.
¿Saldrá adelante la reforma?
A pesar de esto, la Dirección General de Tráfico defiende su postura y mantiene su apuesta de anular ese margen extra de 20 km/h. Para ello quiere eliminar el Apartado 4 del Artículo 21 de la Ley de Tráfico que permite superar los límites de estas vías: “Las velocidades máximas fijadas para las carreteras convencionales, excepto travesías, podrán ser rebasadas en 20 km/h por turismos y motocicletas cuando adelanten a otros vehículos que circulen a velocidad inferior”.
Los argumentos del organismo dirigido por Pere Navarro aluden a la homogenización con los límites presentes en las carreteras europeas. Sería un de las reformas que, previsiblemente, se aprobarán después de verano. Hablamos en condicional porque existe una posibilidad que revertiría la medida. Varios partidos políticos han presentado enmiendas a esta medida y el voto de estos grupos podría ser necesario para que la nueva Ley de Tráfico salga adelante. Algo que podría evitar la eliminación de ese margen de 20 km/h.