A finales de agosto supimos que la Dirección General de Tráfico quería estrechar el cerco en torno a tres de las infracciones que más se repiten en nuestras carreteras. Acciones que, además, están relacionadas directamente con los índices de siniestralidad vial. Para ello, abrió un concurso público para encontrar a la empresa encargada de evaluar la efectividad que tienen las campañas relacionadas con el uso del equipamiento de seguridad. ¿Cómo será esa vigilancia? ¿Habrá consecuencias en forma de multas? Resolvemos todas estas dudas.
Tal y como especifican en la documentación del proceso, el objetivo de esta contratación pasa por adquirir un mayor conocimiento sobre las distintas variables que influyen en la siniestralidad vial. Más allá de las guías habituales (número de accidentes, fallecidos y heridos graves), la DGT busca obtener una serie de indicadores de seguridad vial relacionados con la prevención de muertes y lesiones.
Tres infracciones
Puesto que el Observatorio Nacional de Seguridad Vial no dispone de medios suficientes para la realización de este servicio, la Dirección General de Tráfico decidió buscar una empresa privado que hiciera esta labor. La elegida ha sido Outsourcing Group, una consultora técnica y de desarrollo tecnológico que realizará un trabajo de campo para la elaboración de indicadores de uso de equipamiento de seguridad.
¿Qué infracciones serán sometidas a esta especial vigilancia? Tres relacionadas directamente con la siniestralidad de las carreteras españolas:
- Cinturón de seguridad y sistemas de retención infantil (SRI): uso por parte de todos los ocupantes de turismos.
- Dispositivos móviles: uso por parte del conductor en turismos, vehículos ligeros (camiones de hasta 3.500 kilos y furgonetas) y autobuses y mini-autobuses.
- Casco: uso por parte de conductores y pasajeros en motocicletas, ciclomotores, bicicletas y Vehículos de Movilidad Personal (VMP).
Cinturón y sillitas
La vigilancia del uso del cinturón y de las sillas infantiles se hará tanto en ciudad como fuera de ella. En las urbes se aconseja realizarla en sitios donde los conductores hagan una pausa breve como un ceda el paso, un stop o un semáforos. Fuera se propone llevarlo a cabo en gasolineras, áreas de descanso o cabinas de peaje porque son zonas en las que se reduce la velocidad.
La empresa tendrá que recopilar los siguientes datos sobre el conductor: si lleva el cinturón correctamente colocado y su sexo. Tendrá que informar acerca de la posición (asientos delanteros o traseros) y de la edad (adulto o niño) de los ocupantes.
Teléfono móvil
En este caso el proceso es parecido al anterior. Las labores de vigilancia tendrán que recoger información como el sexo del conductor, el tipo de vehículo y si está empleando el dispositivo: si es así tendrá que concretar si lo lleva en la mano, a la altura del volante, en la oreja o en otra parte.
Casco
El uso del casco no sólo se vigilará en motoristas, también en ciclistas y usuarios de vehículos de movilidad personal. En la evaluación se tendrá en cuenta el sexo del conductor, tipo de vehículo, propiedad (privado, sharing o alquiler), uso o no del casco por parte del conductor y del pasajero (si lo hay), uso o no de guantes y del chaleco así como la edad (mayor o menor de 16 años si se trata de bicicletas y VMP).
¿Habrá multas?
La Dirección General de Tráfico elaborará un listado en el que estarán incluidos los 44 municipios y los 65 tramos de vías interurbanas (carreteras convencionales, autopistas y autovías) en los que deberán ubicarse los puntos de control. Este despliegue abarcará todo el territorio peninsular e insular: aunque Tráfico no tiene competencias dentro de sus límites, Cataluña y País Vasco sí estarán incluidas.
Esta campaña de vigilancia se llevará a cabo a través de encuestas no participativas, es decir, no habrá interacción alguna entre las partes. Y lo más importante: los resultados no servirán para multar a los conductores que cometan las tres infracciones que están en el punto de mira. Simplemente medirán la efectividad de sus campañas de la DGT.