La última afrenta a los diésel más antiguos está cargada de simbolismo. El diésel, es una de las tecnologías en la que más se han apoyado los fabricantes alemanes para alcanzar el liderazgo en la industria del automóvil. De manera que el hecho de que cada vez más ciudades alemanas prohiban la circulación de los diésel más antiguos no es algo meramente anecdótico, sino un reflejo del presente y el futuro del diésel. Aún más importante es el hecho de que la última prohibición que se confirmaba estos días vaya a producirse en Stuttgart, sede de marcas como Mercedes-Benz y Porsche, que anunció hace meses el abandono de los diésel.
La última afrenta a los diésel más antiguos
La prohibición en Stuttgart afectará a los diésel Euro IV, salvo aquellos que tengan exenciones particulares. También afectará a los residentes de la ciudad que se muevan en un diésel homologado como Euro IV (Reuters).
Recordemos que los diésel Euro IV en España reciben distintivo medioambiental, concretamente son etiqueta B, la misma que los diésel Euro V.
Stuttgart, como otros ayuntamientos alemanes, ha intentado evitar unas prohibiciones al diésel que están siendo impulsadas sobre todo desde organizaciones como el grupo de defensa del medio ambiente DUH (Deutsche Umwelthilfe). El gran problema al que se están enfrentando los ayuntamientos es que los jueces están fallando en su contra, considerando que su potestad para decidir cómo regular el tráfico en la ciudad, y el derecho de los conductores a utilizar libremente su coche, no están por encima del derecho a la salud de los ciudadanos.
Esta última frase no es, ni mucho menos, una licencia periodística, sino lo expresado en algunos fallos que se han producido en Alemania en los últimos años que, en última instancia, han hecho que el control de las restricciones al tráfico y las prohibiciones a los diésel ya no dependa de los ayuntamientos, sino de decisiones judiciales que están obligando a legislar a los ayuntamientos.