Hace años, el diésel era coto exclusivo de los camiones al otro lado del charco. Sin embargo, a finales del siglo sí empezó a hacerse hueco en las grandes pick-up, destinadas al arrastre de cargas pesadas. Hoy día, potencias de más de 400 CV y un par motor superior a los 1.000 Nm es común en el segmento heavy-duty. No obstante, el diésel aún es una tecnología novedosa en pick-ups como las Chevrolet Silverado 1500, el vehículo más vendido de Chevrolet. Tras el lanzamiento de las Ford F-150 PowerStroke diésel y las RAM 1500 EcoDiesel, era el momento de Chevrolet de pasarse a un combustible con tanto sentido.
En Europa no concebimos una pick-up sin motor diésel, entre otros motivos por el elevado coste del combustible y su mayor necesidad de un elevado par motor. Desde luego, no podemos permitirnos coches tan grandes como las Ford F-150, con motores de gasolina de casi 400 CV en sus entrañas (ver prueba de la Ford F-150 Limited en Estados Unidos). Pero incluso en Estados Unidos están cambiando las cosas. Los diésel modernos son eficientes, potentes y desarrollan un enorme par motor. Era cuestión de tiempo que se lanzara una pick-up diésel como la Chevrolet Silverado 1500 DuraMax 3.0.
En sus entrañas equipa un nuevo propulsor DuraMax, un motor de tres litros y seis cilindros en línea. Este propulsor es fabricado por DMAX, una joint-venture entre Isuzu y General Motors. Desarrolla una potencia máxima de 277 CV, con un enorme par motor de 625 Nm, canalizado al tren de rodaje mediante una caja de cambios Hydra-Matic 10L80, de diez relaciones y convertidor de par – esta caja también se usa en vehículos de Ford, como la F-150 o el Mustang, y destaca por una gran rapidez, así como la capacidad de «saltarse» marchas de forma ágil si la situación así lo requiere.
El motor es de nuevo desarrollo, y cuenta con un bloque de aluminio, además de bielas forjadas y pistones construidos en una aleación de silicio/aluminio. El motor está preparado para soportar grandes abusos y sobre el papel, es capaz de arrastrar remolques de hasta cuatro toneladas y cuarto. Dentro de lo que son las pick-up «ligeras» estadounidenses, esta cifra es superior a la de la RAM EcoDiesel, pero inferior a la de las Ford F-150 PowerStroke, que es casi una tonelada superior. Sin embargo, por lo que destaca esta pick-up es por unos bajos consumos de combustible.
En un ciclo EPA extraurbano, la versión de propulsión consume sólo 7,1 l/100 km, con una cifra de 12,5 l/100 km en el ciclo urbano. En versiones de tracción total, la homologación correspondiente es de 8,1 l/100 km y 12,5 l/100 km. Cifras más que correctas para un coche tan pesado y poco aerodinámico, especialmente si tenemos en cuenta que el ciclo EPA estadounidense es más realista que su homólogo europeo.