Resulta irónico o, mejor dicho, sorprendente, que en un momento en el que se habla cada vez más del fin de los diésel, e incluso del fin de la combustión interna, el gasóleo reciba el impulso, y esté en auge, en un formato de coche tan particular como es el del coche premium, de corte deportivo, y diésel. Marcas como Audi siguen apostando por el diésel, también para su gama deportiva, para sus modelos S. Y estas son las dos tecnologías que han facilitado el regreso del diésel deportivo.
Diésel, deportivos, y micro-híbridos
El primer escollo a salvar por este tipo de coches era, sin duda, el de las normativas de emisiones, y la regulación que comienza a imponerse en Europa que prima tecnologías como la hibridación y, por supuesto, el coche eléctrico. En el caso de los nuevos Audi deportivos, por ejemplo los nuevos S4 TDI, resulta determinante que la marca de los cuatro aros haya apostado por diésel micro-híbridos, con instalación de 48 voltios, y un sistema de alternador, y motor eléctrico de apoyo, que si bien contribuye mínimamente a mejorar consumos y prestaciones, garantiza otras muchas ventajas.
Y esas ventajas llegan por el hecho de que estos reciban la etiqueta ECO de la DGT, lo que permite que se beneficien de pingües descuentos, por ejemplo en algunos parquímetros, tengan menos restricciones en episodios de alta contaminación, e incluso que puedan acceder a áreas permanentemente restringidas, como Madrid Central.
Imágenes del nuevo Audi S4 TDI:
Los compresores eléctricos en motores diésel
Ya hace años que Audi nos dejó probar sus primeros prototipos equipados con motores diésel y compresor eléctrico. Aquella experiencia nos abrió un mundo nuevo, el de motores diésel potentes, que gracias al compresor eléctrico mejoraban significativamente el rendimiento del motor diésel, y hacían que encajara a la perfección, por ejemplo, en un sedán deportivo de más de 300 e incluso 400 CV de potencia.
La gran ventaja del compresor eléctrico, que sin duda ha facilitado el empleo de sistemas micro-híbridos, baterías de litio, e instalaciones de 48 voltios como las del Audi S4, reside en el hecho de eliminar virtualmente el lag. Pensemos que a diferencia del turbo, o un compresor tradicional, el compresor eléctrico no depende del giro de la turbina accionada por los gases de escape, ni del giro del cigüeñal, sino de un motor eléctrico, con lo cual la turbina que sobrealimenta el motor puede alcanzar su máximo régimen de giro casi instantáneamente.
Imágenes del nuevo Audi S6 TDI: