El diésel ha caído en desgracia. Hasta hace unos años era el combustible más popular, el escogido por la mayoría de los conductores, a la hora de comprar un coche nuevo. Y por razones obvias ha sido también el más popular en el transporte pesado por carretera, de mercancías y pasajeros.
Sustituir diésel por hidrógeno
Ahora bien, ¿qué hacemos con los millones de diésel que aún están en circulación? Especialmente con aquellos destinados al transporte pesado. ¿Es posible transformar un diésel en un vehículo «cero emisiones locales»?
Es posible. Sustituyendo el gasoil por hidrógeno.
De diésel a pila de combustible
Entre las muchas acciones que Toyota llevará a cabo en su patrocinio de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París de 2024, se encuentra la de ofrecer toda una flota de vehículos cero emisiones para el traslado de los visitantes. Entre ellos habrá diez autobuses que hasta ahora empleaban un motor diésel y, por lo tanto, consumían gasóleo. Autobuses que se desplazarán por la capital francesa consumiendo hidrógeno y sin emisiones contaminantes.
Toyota se ha aliado con GCK, una compañía francesa dedicada a las soluciones para la transición energética, en general, y a aplicaciones concretas de transformación de vehículos de combustión interna en eléctricos, ya sea de baterías o hidrógeno.
Toyota será el proveedor del sistema de pila de combustible con el que remplazarán a estos diésel. Según Toyota, el conjunto de motor diésel y transmisión será sustituido por un motor eléctrico de 370 kW (503 CV), una batería, y un sistema de pila de combustible que generará energía eléctrica empleando hidrógeno.
La economía – de escala – del hidrógeno
La iniciativa de Toyota forma parte de un proyecto aún más ambicioso y extenso. Estos días os hablábamos del Toyota Hilux de hidrógeno, y en el pasado también hemos hecho lo propio probando y hablando del Toyota Mirai, el coche de hidrógeno de Toyota.
Tal y como nos contaba Toyota durante el Kenshiki 2024, un evento celebrado por la marca en Bruselas para trasladarnos a la prensa sus iniciativas en materia de electrificación, Toyota apuesta fuertemente por el hidrógeno. Pero para que la tecnología de hidrógeno sea viable es necesario abogar por una economía de escala, es decir, que su producción de sistemas de hidrógeno, especialmente de pilas de combustible, requiere de una producción en grandes volúmenes para abaratar la tecnología.
Y en ese proceso de aumentar la producción de sus sistemas de pila de combustible, Toyota ya ha abierto diferentes líneas de negocio y acuerdos con otras empresas, ya no solo para crear automóviles de hidrógeno, sino sobre todo para que esta tecnología se aplique en transformaciones a hidrógeno, como la de autobuses diésel que nos ocupa, o incluso sistemas de generación de energía estacionarios.