A pesar de que el diésel no pasa por su mejor momento, y sus ventas siguen remitiendo en España, y en toda Europa, el número de vehículos «diésel sucios» que contaminan demasiado sigue aumentando. Al menos eso es lo que afirma Transport & Environment (T&E) – asociación que promueve un transporte más limpio – que asegura que en Europa ya hay 51 millones de «diésel sucios» en circulación. Lo primero a tener en cuenta es que en estas cifras no solo estamos hablando de coches, de turismos, sino también de vehículos comerciales ligeros, de furgonetas. Ahora bien, ¿a qué se están refiriendo cuando hablan de «diésel sucios»? ¿Y por qué están aumentando sus cifras, cuando las ventas de diésel están remitiendo?
El concepto de «diésel sucio»
El estudio de Transport & Environment (T&E) al que hacemos referencia define como «diésel sucio» a aquellos que han sido homologados bajo las normativas de emisiones Euro V y Euro VI y sus emisiones de NOx duplican los umbrales de emisiones establecidos para las pruebas NEDC, y tres veces los umbrales para las pruebas RDE, según han constatado estudios independientes. En estas cifras, T&E también incluye automáticamente a todos aquellos diésel que han sido llamados a revisión para actualizar su software con el fin de reducir sus emisiones, ya sea voluntaria, u obligatoriamente.
En estas cifras no estarían los diésel que han sido homologados más recientemente y que, ahora sí, deberían homologar emisiones por debajo de los umbrales que se establecen, y que se tienen en consideración en el estudio, según las pruebas WLTP y RDE. Tampoco están los diésel homologados bajo normativas de emisiones anteriores que, lógicamente, son mucho más contaminantes, prescindiendo en algunos casos, incluso, de filtros de partículas.
Diésel legales, pero demasiado contaminantes
Para analizar este estudio es importante, por lo tanto, que partamos de esta base. Los 51 millones de diésel que menciona T&E no incumplen la ley, ni las normativas de emisiones para las cuales fueron homologados. Pero sus emisiones de NOx sí son muy superiores a los umbrales que se tienen en consideración actualmente. Es importante mencionar este aspecto. Y también debería serlo a la hora de tomar decisiones e implantar medidas como las restricciones al tráfico que ya se están llevando a cabo en algunas ciudades españolas. La diferencia de emisiones de NOx, uno de los contaminantes generados por los diésel que más preocupa en las ciudades europeas, entre algunos diésel matriculados recientemente, y los diésel que ya han superado las pruebas RDE que son de obligado cumplimiento desde el 1 de septiembre, es realmente importante.
Según este mismo estudio de T&E, el número de diésel que cumplen con estas características ha aumentado un 18% en los últimos 12 meses, y un 74% desde 2016.
En la ilustración superior podemos ver qué países son los que tienen más vehículos en circulación. Los seis líderes del ranking, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica y, por supuesto, España, copan un 81% del parque circulante de la Unión Europea.
Hay solución para los diésel antiguos
Uno de los puntos más importantes de este estudio, a modo de conclusión, es el que reconoce que los diésel más antiguos tienen solución y pueden reducir drásticamente sus emisiones (entre un 60% y un 95%), pero no es sencillo, ni barato. En las últimas semanas venimos hablando largo y tendido acerca de la solución que ya se está aplicando en Alemania, la de modernizar los diésel antiguos con sistemas AdBlue.
Alemania ya ha comenzado a aprobar los primeros sistemas que pueden instalarse en diésel antiguos para que, gracias al AdBlue, sus emisiones de NOx disminuyan drásticamente. Aquellos diésel que están recibiendo esta solución reciben la etiqueta medioambiental correspondiente, y gracias a ello pueden acceder a zonas en las que ahora tenían restringido el tráfico. Por si no fuera poco, algunos fabricantes están sufragando el coste de instalar este sistema – alrededor de 3.000 euros – bajo ciertas circunstancias. Mercedes-Benz, por ejemplo, ya se lo ha ofrecido a algunos de sus clientes, con diésel antiguos, y en ciudades que están sufriendo restricciones al tráfico.
Mientras tanto, en el resto de Europa poco o nada se está haciendo para intentar que los diésel más antiguos vean reducidas sus emisiones. En España, millones de diésel podrían reducir sus emisiones de NOx notablemente, hasta cifras próximas a las de los diésel de última generación, si se aplicasen estas soluciones técnicas.