Ayer os hablamos del nuevo Ford Focus ST. El Ford Focus más deportivo ha desembarcado en Europa en su cuarta generación, prometiendo hasta 280 CV de potencia, además de seguir ofreciéndose en versiones diésel y con carrocería familiar. Es un coche cuya máxima es ofrecer a su conductor la máxima diversión al volante, algo que consigue mediante un tren de rodaje completamente adaptativo. Cuenta con una suspensión pilotada de ajuste en tiempo real, un selector de modos de conducción y un novedoso diferencial delantero. Un interesante autoblocante bautizado como «eLSD» por parte de Ford.
Ford Focus ST
Antes de nada, hemos de aclarar por qué es interesante que un coche disponga de un diferencial autoblocante, especialmente aquellos enfocados a una conducción deportiva. En curvas, la rueda que gira por el interior de la curva recorre menos distancia que la rueda opuesta, situada al otro lado del eje. La rueda interior gira menos y además soporta menos peso del coche, que está apoyando más sobre la rueda exterior. En un coche con diferencial abierto, al abrir gas la potencia sigue el camino de la menor resistencia: la rueda interior perderá tracción, y nuestro paso por curva se verá penalizado.
En un coche con diferencial autoblocante esto no ocurre. El diferencial impide físicamente que gran parte (o toda) la potencia pase a la rueda con menos agarre. Gracias a sistemas de discos o sistemas de acoplamiento viscoso se consigue contrarrestar este efecto y reducir la diferencia de giro entre ambas ruedas. En el caso de los Ford Focus ST con motor 2.3 EcoBoost la marca emplea un sistema llamado eLSD, que hasta ahora apenas habíamos visto en el segmento de los coches compactos. El eLSD es un diferencial autoblocante controlado electrónicamente, similar al presente en coches como el Audi RS5, por ejemplo.
En vez de usar un sistema mecánico de fricción o un fluido que varía su viscosidad, el diferencial – integrado en la caja de cambios del coche y diseñado por el especialista Borg Warner – cuenta con varios embragues, activados hidráulicamente. Estos embragues se activan si la electrónica del coche se lo pide, tras detectar diferencias de giro entre ambas ruedas delanteras. Esta información es recuperada a través de los sensores de velocidad presentes en sus ruedas, necesarios para el buen funcionamiento del ABS y el ESP. Ford afirma que su eLSD es más preciso y eficaz que un autoblocante convencional.
El motivo es que el sistema es capaz de enviar hasta el 100% de la potencia a una de las dos ruedas delanteras. Su reparto de potencia es completamente variable en tiempo real, con diferentes grados de «agresividad» en función del modo de conducción escogido por el conductor. Gracias a su funcionamiento variable en tiempo real, el coche elimina las pérdidas de tracción en carreteras reviradas, resultando en una mejor aceleración a la salida de las curvas.