En el otoño de 1969, lanzado como un Model Year 1970, se lanzó al mercado el Dodge Challenger. Su primera generación fue un muscle car de pura cepa, un coche de alto rendimiento diseñado para competir con el Pontiac Firebird y las versiones más grandes y potentes del Ford Mustang. Pronto destacó por su diseño, por sus motores de hasta 7,5 litros y por sus elementos opcionales, parte de los años más álgidos de la fiebre muscle car. Dodge celebra el 50 aniversario de su muscle car con una fantástica y nostálgica edición especial de su Challenger más moderno.
En mi opinión, el Dodge Challenger es el muscle car más fiel a sus orígenes a la venta en estos momentos. Mientras los Chevrolet Camaro y los Ford Mustang juegan a ser tan rápidos como eficaces en circuito, el Dodge Challenger sigue apostando por ser el más rápido en línea recta, el más incorrecto y el que tiene los motores más potentes – recordad, existe un Dodge Challenger SRT Hellcat Redeye con 808 CV. Además, siguen ofreciendo colores sacados de la paleta de Dodge en los años 70, y cajas de cambio manuales, algo imprescindible en un verdadero muscle car. Los Dodge Challenger 50th Anniversary tienen todo lo que un petrolhead nostálgico desea.
La edición especial aniversario estará disponible en las versiones GT (de seis cilindros y propulsión), así como en las R/T Shaker, R/T Scat Pack Shaker y R/T Scat Pack Shaker Widebody. Estas últimas, equipadas con un kit de ensanchado, y el motor 6.2 V8 HEMI de 492 CV, son en mi opinión las más deseables – en este enlace puedes leer la prueba de un R/T Scat Pack Shaker de carrocería estrecha y color Plum Crazy. Entre las modificaciones de los 50 aniversario encontramos varios colores clásicos, incluido el novedoso «Gold Rush» de las imágenes.
En este paquete – cuyo precio es de 4.995 dólares – también se incluyen las llantas especiales «Gold School», emblemas específicos en frontal y zaga, así como ópticas frontales con un «50» retroiluminado. Tanto el capó, como el techo y el portón del maletero son de color negro, y la tapa del depósito de combustible imita a la tapa del Challenger original. Dentro del coche encontramos también asientos deportivos ventilados y calefactados, tapizados en cuero y Alcantara, con paspuntes en el color de la carrocería y el logotipo bordado en el respaldo.
El resto del habitáculo tiene los mismos bordados, molduras específicas para los aireadores y una instrumentación con grafías y colores que imitan los de la carrocería. La consola central tiene nuevas molduras de fibra de carbono auténtica. Las unidades estarán numeradas y su producción limitada debería contribuir a, en un futuro, que su valor aumente.
