Puede que el Dodge Viper sea uno de los superdeportivos más carismáticos de todos los tiempos, especialmente por la locura que implicó este coche durante su larga vida. Y es que estamos hablando de un deportivo a la americana que tuvo mucho que decir a sus contrincantes europeos y, pese a que ya no se fabrica, sigue siendo todo un referente. Es por ello que hoy os traemos 5 (+1) curiosidades del Dodge Viper SRT-10 de tercera generación, una de las entregas más emblemáticas e importantes y de la corren rumores como que su V10 procedía de un camión.
1. La víbora que se iluminaba
Dicen que lo importante son los detalles, y tal vez uno no esperaría esto del Dodge Viper, más que nada porque es famoso por unas calidades que brillan por su ausencia y por emplear componentes en el interior de sus hermanos pequeños de gama. Sin embargo, Dodge se las ingenió para marcar la diferencia con otros aspectos, como la característica serpiente del logo del Viper.
Y es que aunque el emblema frontal es simplemente un emblema, el posterior tiene una función más importante que hacer referencia al vehículo que tenemos delante: se trata de la tercera luz de freno, que se ilumina junto a los pilotos laterales. Un guiño curioso y poco visto en otros coches.
2. Hay que saber dónde buscar para abrir el capó
Por norma general el mecanismo para abrir un capó es prácticamente idéntico en todos los coches, teniendo que accionar una palanca en el lateral izquierdo del asiento del conductor y liberar la presilla a la que accedemos una vez que el capó se eleva ligeramente. A veces puede resultar un tedioso encontrarla, pero creedme cuando os digo que esta tarea se complica mucho más en el Dodge Viper si no sabemos dónde está o si nadie nos lo dice.
Y es que en pequeño y claustrofóbico habitáculo del superdeportivo americano no vamos a encontrar ninguna palanca que libere el capó. Esta se encuentra fuera, concretamente insertada en la defensa delantera, y una vez accionada ya podremos tirar de la presilla que se esconde en el vano motor para poder apreciar al V10 de 8.3 litros.
3. El Dodge Viper te indica cuando cambiar de marcha, y lo hace en el corte
Hoy en día es bastante habitual encontrarnos con sistemas que, en busca de velar por el consumo y la eficiencia, nos den «consejos» a la hora de conducir. Uno de los más habituales es el indicador de cambio de marcha, que nos anima a hacer uso de las marcas más altas a nada que pisemos un poco el acelerador. Pues bien, este sistema ya lo equipaba el Dodge Viper de tercera generación, solo que en lugar de avisarnos a través de una pantalla lo hacía por medio de un simple círculo que se iluminaba mostrando una flecha hacia arriba.
¿Lo mejor de todo? Que no lo hace a la mínima que accionemos el acelerador para meter sexta circulando a 60 km/h -que con los desarrollos tan largos que tenía su caja de cambios seguramente era viable-, sino cuando estiramos tanto que llegamos al corte, es ahí cuando nos pedía pasar a la siguiente marcha para seguir jugandos con sus 506 CV y 712 Nm de par, entregados a 5.600 y 4.200 vueltas respectivamente.
4. Buena suerte si eres alto y quieres ir cómodo en el Dodge Viper
Pese a que el Dodge Viper cuenta con un maletero más que digno para tratarse de un superdeportivo, pero su cabina no brilla por el espacio. Y es que personas de gran estatura lo pueden pasar mal ya no tanto por el espacio para la cabeza, sino para las piernas. Algo bastante común en un coche deportivo, pero en el Viper las cosas se complicaban debido a la forma en la que estaban posicionados los pedales.
Y es que el colosal motor V10 de 8.3 litros no solo es grande, sino que está instalado en una posición muy retrasada, concretamente por detrás del eje delantero. Esto provoca que engulla parte de la cabina y que no haya mucho espacio para lo demás, obligando a ladear los pedales hacia la izquierda, lo que provoca que sea incómodo al llevar el cuerpo ligeramente girado y tener el volante centrado y que nuestras rodillas puedan rozar con este al no poder llevar las piernas abiertas.
5. Ni control de tracción ni nada: tú y el Viper
Pese a que el Dodge Viper de tercera generación fue un vehículo que se comercializó entre 2003 y 2006, no contaba con demasiados sistemas electrónicos. Y es que el control de tracción brillaba por su ausencia, y en su primera entrega ni si quiera tenía ABS, por lo que os podéis imaginar que el Viper fue desde sus inicios una criatura del averno.
Imaginad por un momento lo que es digerir 506 CV y 712 Nm de par enviados al eje posterior y sin control de tracción. Sin lugar a dudas el Viper es un coche con carácter y mucho.
6. El mito de que el motor del Dodge Viper es de camión
Por último pero no por ello menos importante la leyenda urbana de que el motor V10 del Dodge Viper procedía de un camión. Y es que corren muchos rumores que el V10 que ha equipado el superdeportivo americano procedía de un camión, pero lo cierto es que es mentira como bien explicó mi compañero Sergio en su día.
Y es que durante el desarrollo del Viper, que empezó en 1989, Chrysler era propietaria de Lamborghini y fue esta última quien tuvo mucho que ver en el desarrollo del V10 de nuestro protagonista. Y es que gran parte de la confusión viene de que Dodge empleó durante las primeras pruebas del Viper un motor V8 procedente de una furgoneta para trabajar en el chasis y agilizar el proceso de gestación, pero nada tuvo que ver ese propulsor con el V10 que finalmente se empleó.