¿Cómo podemos contribuir al ahorro de combustible?
La Unión Europea se encuentra inmersa en un proceso complejo, no exento de problemas y contradicciones y, sin duda, de graves inconvenientes para el ciudadano. La guerra en Ucrania ha puesto de relieve uno de los problemas más acuciantes de la Unión Europea, nuestra dependencia energética. Y es por eso que se están poniendo en marcha diferentes mecanismos para tratar de resolverlo, incluida la reducción del consumo energético y, según la propia Unión Europea, «reducir la dependencia de combustibles fósiles rusos, para demostrar la solidaridad con el pueblo ucraniano».
La Comisión Europea acoge los consejos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), con ideas como los domingos sin coche, de los cuales ya os hablábamos hace un mes. Ahora bien, ¿cuáles son esos consejos? ¿Ha de ser la ciudadanía la que cargue con la responsabilidad de reducir la dependencia energética de la Unión Europea?
El plan para ahorrar combustible de la IEA
Este jueves 21 de abril, Fatih Birol, Director Ejecutivo de IEA, y Ditte Juul Jørgensen, Director General de Energía en la Comisión Europea, han presentado el plan «Playing my part», para instruir a los ciudadanos en prácticas que pueden contribuir al ahorro de dinero, reducir la dependencia de la energía rusa y apoyar a Ucrania. En esta exposición se han presentado también los 10 consejos de IEA para ahorrar combustible:
- Reducir los límites de velocidad en autovía y autopista en al menos 10 km/h.
- Teletrabajo, al menos tres días a la semana y siempre que sea posible.
- Domingos sin coche en las grandes ciudades
- Hacer que los transportes públicos sean más baratos y promover la micro-movilidad, caminar y utilizar la bicicleta.
- Matrículas pares e impares, para promover el uso en días alternativos del automóvil.
- Promover el coche compartido y otras prácticas de ahorro de combustible
- Promover un uso más eficiente de camiones y transporte de mercancías.
- Promover los viajes en trenes nocturnos y de alta velocidad, como opción prioritaria frente a los vuelos, y siempre que sea posible.
- Evitar los viajes de trabajo cuando existan otras alternativas posibles, como las reuniones por videoconferencia.
- Promover la adopción del coche eléctrico y vehículos más eficientes.
El plan de la Unión Europea y la IEA, de nuevo, descarga la responsabilidad en los ciudadanos para resolver un problema profundo, complejo y, como decíamos en la introducción, que implica incurrir en multitud de contradicciones. La Unión Europea importa 155.000 millones de metros cúbicos de gas anualmente, de los cuales un 45% procede de Rusia. Las importaciones de petróleo ruso suponen alrededor de un 36,5% del consumo de la Unión Europea. Se estima que la dependencia de la Unión Europea está ingresando en las arcas rusas entre 700 y 1.000 millones de euros diarios.
La contribución de cada conductor puede ayudar a reducir el consumo energético, pero descargar toda la responsabilidad en los ciudadanos se antoja, como mínimo, polémico. Sobre todo cuando el uso del automóvil se ha convertido en una necesidad y los consejos propuestos, en algunos casos, pueden no ser viables, o muy costosos, sobre todo para los más afectados por la situación actual.
Por suerte, la Unión Europea también está apostando por soluciones de medio y largo plazo para reducir la dependencia energética, como acelerar la inversión y el despliegue de la energía renovable, y acortar los hitos del plan de descarbonización de la economía.