La DGT anunció recientemente que los conductores poseedores de la licencia B para automóviles ya no podrán convalidarla por la categoría A1, legalmente necesaria para el manejo de motocicletas con motor de hasta 125 centímetros cúbicos. Esta decisión tan controvertida, con la que Tráfico busca reducir la elevada siniestralidad entre los usuarios de vehículos con dos ruedas, impactará a decenas de millones de españoles a partir de 2024, aunque no se ha indicado una fecha concreta para su entrada en vigor.
Sin embargo, entre los usuarios habituales de este tipo de motos persiste una cuestión que, pese a su relevancia, aún no ha sido respondida por parte del organismo que debe hacerlo, dependiente del Ministerio del Interior, a fin de arrojar luz sobre lo que a priori es una medida impopular y con muchos cabos sueltos: ¿podrán continuar utilizando motocicletas de 125 cc aquellos titulares de permisos de conducir para coches que ya lo han hecho previamente y durante años?
Cierta prisa para lastrar la movilidad urbana, pese a los numerosos accidentes de moto
A pesar de la urgencia con la que la DGT ha anunciado sus intenciones de cambio sobre el uso reglamentario de las motos de 125, todavía existen varios aspectos no resueltos que en ningún caso pueden ser considerados nimiedades. En última instancia, de hacer efectiva la medida, lo cual es muy probable, la institución afectará significativamente a la movilidad de numerosos conductores, quienes ya se beneficiaban de las ventajas proporcionadas por estos vehículos de potencia limitada, pero de agilidad y practicidad inigualables, especialmente en las ciudades.
De hecho, España destaca como uno de los países europeos con mayor concentración de motos de esta clase, ya que son geniales a la hora de evitar congestionamientos y son responsables de una circulación más fluida gracias a sus pequeñas dimensiones. No obstante, son productos más inseguros en comparación con los turismos y es este, en esencia, el motivo por el que la DGT quiere complicar su acceso y uso desde este mismo año: la mortalidad de los motoristas se incrementó en 2023 respecto a 2022.
Con relación a la normativa comunicada que, presumiblemente, entrará en vigor a lo largo de 2024, no se esclarece si tendrá carácter retroactivo para los motociclistas que inicialmente obtuvieron la licencia B y que, tres años más tarde, decidieron tramitar la categoría A1, convirtiéndose en aptos para utilizar un vehículo con dos ruedas y unas prestaciones muy contenidas durante sus desplazamientos diarios. Cabe recordar que, en este momento, el precepto en cuestión se encuentra en una fase de estudio previa a su correspondiente tramitación y no impactará de inmediato sobre los conductores.
¿Examen o no? Más cuestiones sin aclarar
Con todo, no es la única duda que la DGT sigue sin disipar. Existe otra, estrechamente vinculada. Aquellos individuos que soliciten la licencia A1 a partir de la implementación de la nueva disposición, ¿deberán superar un examen práctico que evalúe su destreza y equilibrio al manillar, además de sus conocimientos teóricos sobre seguridad y orden vial? Según las explicaciones de Pere Navarro, director de la DGT, hay una manifiesta intención de adoptar el modelo francés, por el cual sería necesario asistir a un curso de conducción con una duración de alrededor de siete horas para obtener dicha licencia.
Mientras tanto, la incertidumbre perdura y los conductores habituales de estas motos ven seriamente amenazado un beneficio significativo de la que, al menos hasta ahora, era el medio de transporte al que acostumbraban en entornos urbanos o en trayectos cortos. Si bien quedamos a la espera de nuevas notificaciones oficiales con relación a las cuestiones por aclarar y a las fechas, Tráfico ya ha dicho que no hay vuelta atrás en lo que se trata de una resolución atrevida.
