¿Qué está pasando con el coche eléctrico en Europa? Ha bastado con que el crecimiento de las ventas de eléctricos en Europa se hayan ralentizado y que en Alemania, el mercado más importante en volúmenes, se haya producido una caída interanual del 37% en julio (Automotive News), como para hacer que se enciendan todas las alarmas, se comience a hablar de parón para el eléctrico y se vaticine un problema mayúsculo para la industria europea.
¿Enfriamiento o parón del coche eléctrico?
Si ampliamos el rango de análisis nos encontramos con que, en realidad, en el primer semestre de este año las ventas de eléctricos en Europa han crecido un 2,1% y prácticamente se vendieron un millón de eléctricos en ese período (Automotive News). Probablemente lo más riguroso sea no hablar de parón, sino de enfriamiento del crecimiento de las ventas de eléctricos en Europa.
Europa, en cualquier caso, se enfrenta a un problema de importancia que podría suponer el mayor fracaso del coche eléctrico europeo y que no solo, aunque también, tiene que ver con el coche eléctrico chino.
El mayor fracaso del coche eléctrico europeo
La industria europea lleva años invirtiendo ingentes recursos, ya no solo en el desarrollo de vehículos eléctricos, en general, sino también en proyectos de coches eléctricos concretos. Inversión en desarrollos y adaptación de líneas de producción. Siendo los más notables los proyectos para lanzar coches eléctricos de precio razonable de Stellantis (con modelos como el Citroën C3), Renault (con modelos como el Renault 5) y el Grupo Volkswagen (con modelos como el Volkswagen ID.2).
El problema de todos ellos reside en que la viabilidad de estos proyectos, y la única forma de hacer que sean rentables en los precios previstos, pasa por escalar la producción y alcanzar grandes volúmenes que no solo requieren que cada uno de los productos proyectados goce de cierto éxito comercial, sino también de que exista una demanda de eléctricos suficientes para alcanzar los objetivos propuestos. Los objetivos propuestos para muchos eléctricos se sitúan en cifras anuales de seis dígitos. Con las cifras del primer semestre, los únicos eléctricos que cerrarán el año en Europa en seis dígitos serán el Tesla Model Y (100.755 unidades en el primer semestre) y el Tesla Model 3 (59.085 unidades).
Si esos objetivos no se cumplen el proyecto no es rentable. Y esa falta de rentabilidad no solo lastrará los resultados de sus respectivas marcas, sino que también podría poner en peligro el proyecto, la actividad de muchas fábricas que se han adaptado para la producción de eléctricos estimando un escalado de la producción que no se ha alcanzado y, por lo tanto, poner en peligro a sus trabajadores e incluso a la propia fábrica.
La capacidad de adaptación de las marcas de coches
El hecho de que algunos fabricantes ya se estén planteando una vía de escape, que pasa por volver a dar peso a la combustión interna en sus proyectos, es muy ilustrativo. En los últimos meses hemos conocido casos especialmente ilustrativos.
FIAT, que había diseñado su nuevo 500e para ser puramente eléctrico, ya está trabajando para que este coche fabricado en Turín pueda equipar motores de combustión interna. Un movimiento inédito en la industria.
Ford, que se había propuesto adaptar su fábrica de Almussafes para producir únicamente eléctricos, ya ha confirmado que comenzará a producir en Valencia un nuevo SUV, con motores de combustión, en los próximos años. Ford también anunciaba estos días la paralización de algunos proyectos eléctricos (Automotive News).
No solo, pero también, es el coche eléctrico chino
El desembarco de coches eléctricos chinos en Europa, a precios muy competitivos, que ha motivado la imposición de nuevos aranceles por parte de la Unión Europea, sin duda es un gran problema para los fabricantes de coches eléctricos europeos.
Pero es importante entender que no es más que un problema añadido al que sería el verdadero fracaso del coche eléctrico europeo y que no es otro que la demanda de eléctricos en el mercado común se quede muy por debajo de las expectativas.