Hace poco hemos sabido que el próximo Porsche Macan será un coche eléctrico, sin ambages. No es que vaya a tener opción eléctrica en su gama, no; es que será lo único que podremos elegir. Con la próxima generación no habrá más Macan de combustión interna y, llegados a este punto, algunos podrían verlo como un sacrilegio. Realmente, los más puristas ya tuvieron bastante con ver un (segundo) Porsche todocamino, enorme y pesado, así que les dará un poco igual si se alimenta de gasolina o de electrones. Desde una perspectiva racional, electrificar el Macan es una muy buena idea y otros modelos similares deberían seguir su camino.
SUV potente, pesado y de combustión = contaminación
Aunque pueda parecer una paradoja (de hecho lo es), se quiere reducir las emisiones de CO2 al mismo tiempo que se demoniza el diésel y se venden SUV por un tubo. En igualdad de condiciones a nivel mecánico, los todocaminos son más contaminantes que, por ejemplo, una berlina, pues son más pesados y menos aerodinámicos, lo que se traduce en un mayor consumo de combustible y en más emisiones. Para revertir esta situación a corto plazo se pueden hacer dos cosas: comprar menos todocaminos (cosa que no parece que vaya a ocurrir) o electrificar este tipo de coches para reducir las emisiones contaminantes locales.
Porsche Macan
Y es que, en el ciclo de homologación WLTP, un Macan llega a emitir 249 g/km de CO2. No es precisamente poco. Por eso, precisamente en este tipo de coches como el Macan tiene todo el sentido sustituir el motor de combustión por uno eléctrico (o varios de ellos) y también por eso es que modelos de la competencia deberían seguir la senda de Porsche.
Reducirá la media de CO2 de Porsche
El pasado año Porsche vendió más coches que nunca, 256.255 unidades, de las cuales algo más de 86.000 fueron Macans. Esto se traduce en que uno de cada tres Porsches que se venden en el mundo es un Macan. Es un negocio de una rentabilidad fabulosa, pero no ayuda mucho a reducir la huella de CO2 de Porsche.
Con el Macan eléctrico, y suponiendo que no disminuye la proporción de ventas, Porsche pasará a vender un tercio de sus coches con emisiones locales de cero gramos por kilómetro. De esta forma se asegura allanar el terreno para cumplir con los objetivos que impone (e impondrá, cada vez más restrictivos) la Unión Europea para las emisiones medias de CO2 por fabricante.
El cliente potencial del Macan eléctrico ya está preparado
Aquí no me refiero a la preparación psicológica o emocional de tener que sustituir un seis cilindros turbo por un electrodoméstico con ruedas SUV eléctrico, sino a las posibilidades económicas y de uso. Para Porsche, desarrollar un tren motriz eléctrico para el Macan no supondrá un coste tal que el precio del actual Macan se vea incrementado más allá de la subida normal en cada generación. Si el Macan básico actualmente cuesta 66.500 euros (realmente el cliente paga más, pues son pocos los que salen sin ninguna opción extra), un Macan eléctrico estándar por 70.000 € es una cifra admisible para el cliente objetivo y viable económicamente para el negocio de Porsche.
Por otro lado, y suponiendo una autonomía de unos 500 km, el Macan eléctrico no será mucho peor que uno de gasolina entre parada y parada. La diferencia estará en los tiempos de recarga y es aquí donde entra en escena la futura red de recarga de Porsche (y su buen funcionamiento de la carga rápida). Además, un Macan suele guardarse en garaje privado, por lo que recargarlo en casa no debería suponer un problema.