Desde que el neerlandés Maurice “Maus” Gatsonides inventara el artilugio precursor de los radares que controlan la velocidad a la que circulan los automóviles, muchos conductores experimentamos cierto sinvivir al conducir despreocupados por el velocímetro por casi cualquier carretera. Especialmente por las autopistas, donde, a bordo de vehículos más o menos actuales y con infraestructuras modernas, es a menudo difícil mantenerse por debajo de la velocidad que implica que seamos retratados y consiguientemente multados.
Esto provoca que estemos ojo avizor para tratar de predecir en qué lugares se encuentran apostadas estas cámaras que ponen en evidencia lo que nos pesa el pie derecho, e intentemos construir numerosas teorías para adelantarnos a su acechante amenaza y actuar en consecuencia, reduciendo nuestra velocidad momentáneamente para no ser denunciados. Una de las teorías que ha trascendido en los últimos tiempos pretende aportarnos el truco definitivo para anticipar la presencia de un radar tras uno de esos carteles luminosos presentes en los pórticos que adornan nuestras vías rápidas.
Así, muchos medios se han hecho eco en días recientes de que la presencia de una escalera en uno de los pilares que los soportan delata que un radar se encuentra en el reverso del cartel. ¿Hace falta fijarse en esto? La verdad es que no parece ser necesario, puesto que la situación de todos los radares fijos de nuestro país está convenientemente publicada para que cualquier conductor pueda prever con la suficiente antelación su presencia, detrás del cartel luminoso instalado en un pórtico o sobre un poste junto al arcén. Sin contar con el aviso previo en forma de señal que los anuncia, claro.
Además, esta información está recogida por la mayor parte de los navegadores GPS, por lo que no te hará falta prestar atención a escaleras u otro tipo de infraestructuras para sentirse el más listo de todos y burlar estos controles ejercidos sobre la velocidad a la que circulamos por nuestras carreteras, si es que esto te preocupa.
Por otro lado, estos pórticos incluyen, en ocasiones, otro tipo de dispositivos que también pueden generar la necesidad de colocar una escalera para que cualquier trabajador pueda alcanzarlos y realizar el pertinente mantenimiento de sus sistemas. Además del propio cartel luminoso, muchas veces soportan las cámaras que se encargan de controlar el estado del tráfico, por ejemplo.
Así que, si eres de esos que acostumbra a circular a “la velocidad natural de la vía”, como dicen por ahí, y quieres evitar ser fotografiado y denunciado por superar la velocidad a la que estas cámaras se disparan, olvídate de escaleras y otros trucos de dudosa credibilidad. Solo tienes que utilizar tu navegador de confianza para estar a salvo de denuncias, y también puedes servirte de otras aplicaciones donde los conductores suben información sobre este aspecto en tiempo real. El resto son castillos en el aire, para los que no hay escalera que valga.