Dejando la mecánica y la innovación de un lado, la atención al detalles es una de las características más importantes de esta marca italiana. Efectivamente, hablo de esa que hace coches rojos, afincada en Maranello y que seguro tienes ya en mente: Ferrari.
El emblema convertido en obra de arte
En muchas ocasiones, los detalles son los que cautivan la mirada. El arte de refinarlos lo máximo posible con el paso de los años, es una de las razones por las que Ferrari se ha convertido en una de las marcas más pasionales del mundo.
«La solución más sencilla habría sido utilizar pegatinas cubiertas con una capa de barniz transparente para protegerlas de los elementos», comentó el director de pintura de la marca. No es por falta de alternativas mecanizadas, es un esfuerzo deliberado que pretende hacer única a cada unidad. Entonces, ¿cómo lo hacen?
Pasión derivad al enfoque artesanal, así se hace
El proceso comienza con la aplicación de un patrón, que guía al pintor a la hora de posicionar el scudetto. Dado que el patrón también se aplica manualmente, hay una plantilla especial que se deposita sobre el guardabarros y permite situar el patrón siempre en el mismo lugar en cada carrocería.
Con el uso de herramientas quirúrgicas, se van retirando las piezas una a una, a medida que se aplican las capas de pintura.
El proceso de pintura comienza con la aplicación del color negro junto con su capa protectora transparente. Luego vienen Giallo Modena (amarillo) y su capa de barniz, seguidos del rojo y el verde de la bandera italiana junto a su recubrimiento transparente. Pero la cosa no acaba aquí.
El importante proceso final que marca la diferencia
Tras un control de calidad, se lleva a cabo otro paso fundamental: el lijado. Con la ayuda de lijadoras orbitales, los pintores alisan la superficie del escudo para asegurar la unidad entre este y la propia carrocería.
Por último, el scudetto se somete a una prueba crucial de resistencia a la humedad que consiste en crear un ambiente extremadamente húmedo colocando una cámara especial de humedad herméticamente sellada sobre el protector del guardabarros y en dejarla allí durante casi 24 horas.
Al retirar la cámara, si aparecen pequeñas burbujas en la superficie algo anda mal y hay que repetir todo el proceso desde el principio, pero esto nunca ha ocurrido según el director de pintura Stefano Del Puglia.