España tiene un problema con el estado de conservación de sus carreteras. No es ninguna novedad, pero sí un problema que se ha ido agravando en los últimos trece años. Aunque el último informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC) desvela que el 70% de la red viaria es segura, tiene carencias en todos los niveles. Solucionarlo tiene un precio: casi 10.000 millones de euros.
Durante seis meses, catorce técnicos de la Asociación Española de la Carretera analizaron 101.700 kilómetros de carreteras (26.400 de la red del Estado y 75.300 de la autonómica) poniendo el foco en 3.000 tramos de carretera elegidos de forma aleatoria. Examinaron, además, 900 kilómetros de marcas viales, 200 kilómetros de barreras metálicas, 3.000 señales verticales de código y 20.000 elementos de balizamiento.
El problema
El estudio revela que 13.000 kilómetros presentan “deterioros graves en más del 50% de la superficie del pavimento”: los más comunes son las deformaciones y las grietas. Desperfectos fácilmente reconocibles en las comunidades con las carreteras más deficitarias: Aragón, La Rioja y Asturias. En el otro lado de la balanza encontramos al País Vasco, Extremadura y Comunidad Valenciana con las vías mejor conservadas.
A esto hay que añadir que sólo el 43% de las carreteras estarían preparadas para la movilidad conectada del futuro y únicamente el 14% de las nacionales podrían formar parte de la transición ecológica prevista.
No es el único hándicap que han encontrado en la red viaria: es necesario renovar 360.000 señales. Y es que 233.000 de ellas tienen más de siete años de vida, una cifra clave puesto que es la garantía que ofrecen los fabricantes para su carácter retrorreflectante. Además, habría que volver a pintar las marcas viales de 20.000 kilómetros así como revisar las barreras metálicas de las carreteras. Sólo se salva el balizamiento.
Todo esto no sólo merma la seguridad de los desplazamientos, también tiene impacto en el bolsillo del conductor y en el medio ambiente: tanto el consumo de los vehículos como el nivel de las emisiones crece un 10% debido al mal estado de las carreteras.
La solución
En el último informe que AEC presentó en 2020, estimaban que recuperar el adecuado estado de las carreteras españolas costaría 7.500 millones de euros: dos años después esa cifra ha crecido hasta los 9.918 millones. La asociación explica que este incremento se debe a la subida del precio de las materias primas: sin ella hablaríamos de 8.500 millones.
Esa necesaria inversión correría a cargo de las comunidades autónomas y las diputaciones forales (6.372 millones de euros) y del Estado (3.084 millones) sin olvidar los 462 millones destinados a la señalización vertical, horizontal y las barreras metálicas.
Sin embargo, la partida presupuestaria para la red viaria está muy lejos de esta necesidad: la última, incluida en los Presupuestos de 2022, ha sido de 1.370 millones. El problema es que, según la AEC, se necesitaría una inversión de entre 1.600 y 1.800 millones anuales durante diez ejercicios.
Imágenes: Asociación Española de la Carretera (AEC)