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Este laboratorio rodante espectacular de Mitsubishi cumple 35 años

A finales de los ochenta, Mitsubishi estaba en uno de sus momentos más dulces, desarrollando tecnologías punteras para el automóvil. Había desarrollado el primer HSR durante 1986, exponiéndolo al año siguiente en el Salón de Tokio. Dos años después, llegaba un tremendo salto tecnológico con el HSR-II: una nave espacial con tecnología relevante incluso a día de hoy, 35 años después.

Superdeportivo por fuera, nave espacial por dentro

A nivel de mecánica, ya de por sí era un salto con respecto a su antecesor: del 2.0 de cuatro cilindros del HSR se pasaba a un V6 3.0 biturbo que entregaba unos 350 caballos de potencia. Un tipo de motor que a muchos fans de la marca les sonará – además del HSR-II, Mitsubishi expuso a su lado otro prototipo, el HSX.

Pero la importancia de este coche radica en lo que significaba HSR: Highly Sophisticated Research. Y vaya si lo era: en plena era de desarrollo de suspensión activa, este prototipo llevaba suspensión independiente en todos los ejes controlada de manera electrónica, además de ABS y dirección a las cuatro ruedas.

Contaba hasta con un sistema de información meteorológica y del tráfico en 1989

Vista lateral del Mitsubishi HSR-II Concept destacando su aerodinámica y diseño futurista

La dirección a las cuatro ruedas podría parecer un invento relativamente reciente y reservado a vehículos Premium, pero nada más lejos de la realidad. Mitsubishi, así como Honda, ya lo puso en práctica a finales de los ochenta y principios de los noventa. Muchos recuerdan cómo funcionaba esto en el Honda Prelude, ayudándole a negociar curvas a medias velocidades girando ligeramente las ruedas traseras.

El HSR-II tenía muchos más avances: incorporaba un micrófono y un teclado para comunicarse, un monitor de visión nocturna, un sistema de navegación y un sistema para informar tanto de la meteorología como de la situación del tráfico. Recordemos que estamos hablando de 1989, cuando la electrónica en coches de producción estaba en pañales.

Estéticamente, ya era imponente con una silueta de superdeportivo y una cabina con ‘burbujas’ para alojar a dos personas. Pero escondía también avances aerodinámicos que trabajaban junto a la suspensión controlada por ordenador. Por delante tenía un labio delantero móvil y unos ‘canards’ que aparecían y desaparecían para ayudar a girar, mientras que detrás tenía grandes paneles que servían como alerones.

Base para el 3000 GT VR-4

Evidentemente, este HSR-II era un laboratorio rodante desde un primer momento y nunca estuvo previsto llevarlo a la producción, pero a su lado tenía el coche al que influenció: el HSX se convertiría en el Mitsubishi GTO/3000 GT, el cual tendría como tope de gama el VR-4. Con motor biturbo V6 3.0, tracción y dirección a las cuatro ruedas, alerón trasero activo…

Sin duda, el 3000 GT VR-4 fue uno de los coches más sofisticados de su momento, apareciendo en 1990 con todos estos avances electrónicos. Pagó el pato precisamente por lo complicado que era ese sistema con la tecnología existente, pero sin duda dejó su huella en la industria, gracias por supuesto a lo desarrollado en el HSR-II.

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¡Muy bueno!

David Durán

Habiéndose criado a pocos kilómetros del Circuito de Jerez y viendo cierto trío de ingleses hablando de coches desde pequeño, para David Durán decantarse por el mundo del motor no le fue difícil. Desde que se cruzó con un Ferrari F40 y un Lamborghini Diablo en plena carretera en un 'simple' viaje familiar, siempre ha querido estar ligado a la automoción. Seguir leyendo...

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