En estos momentos estamos viviendo un torbellino a nivel normativo en la Unión Europea, en lo tocante a la homologación de consumos y emisiones de los coches a la venta. No sólo se avecina una dura normativa de emisiones medias de CO2 a nivel de flota, sino que en septiembre la Unión Europea endurecerá aún más la normativa Euro 6d-Temp, con nuevos controles evaporativos, conocidos como «EVAP» en la industria. Entran en vigor al mismo tiempo que controles de conformidad de emisiones a vehículos en funcionamiento, hasta cinco años después de su matriculación. Te explicamos cómo afectan estos cambios al futuro de la industria europea del automóvil.
¿Qué son los controles EVAP?
Los sistemas de alimentación de combustible de los coches no son 100% estancos. El gasóleo no es volátil, pero la gasolina sí lo es – es altamente volátil. Se evapora con mucha facilidad, y esta evaporación emite hidrocarburos gaseosos a la atmósfera. Los coches modernos de gasolina son casi completamente estancos, y cuentan con sistemas de recuperación de los vapores de la gasolina. Estos sistemas devuelven estos vapores a estado líquido cuando el coche está en funcionamiento, minimizando las pérdidas y emisiones por evaporación. Pero aún así, es casi inevitable que una pequeña parte se pierda.
A partir del 1 de septiembre de 2019, todos los coches de nueva homologación deberán emitir, como máximo, dos gramos de hidrocarburos en un periodo de 48 horas. Aunque el coche puede tener emisiones por evaporación durante la conducción o el repostaje, el test EVAP de la normativa Euro 6d-Temp revisada solo tiene en cuenta las emisiones cuando el coche está en movimiento o cuando está aparcado, con el motor apagado. También se tendrá en cuenta la degradación del filtro de carbón activo que almacena los vapores de la gasolina: el coche debe haber cubierto 3.000 km sin degradación o excesiva acumulación de combustible en el mismo.
El resultado de todo esto es que las pruebas de homologación de nuevos vehículos serán más caras, y demorarán más tiempo. Para un fabricante de vehículos supone un coste adicional, un coste adicional que afecta además a cada variante del coche que se quiera homologar. Por tanto, desincentiva a los fabricantes de homologar coches de bajo volumen, o combinaciones mecánicas de baja demanda. Esto ya ha ocurrido con la llegada del ciclo WLTP, que ha causado grandes cuellos de botella en la homologación de ciertos coches y versiones, además de motivar la desaparición de otros coches/variantes mecánicas.
También habrá controles de emisiones a coches en circulación (ISC)
Desde el 1 de enero, esta enmienda de la normativa Euro 6d-Temp es ya obligatoria para todos los coches de nueva homologación, y a partir del 1 de septiembre de 2019 lo será para cualquier coche a la venta en la Unión Europea. Con las pruebas ISC, Europa busca garantizar la eficacia y efectividad de los sistemas anticontaminación de los coches en circulación. Además de funcionar perfectamente a la hora de homologar el coche en cuestión, se llevarán a cabo pruebas de emisiones a coches que llevan en circulación hasta cinco años o 100.000 km tras su fecha de matriculación.
Por supuesto, sus emisiones no deben superar las marcadas por la homologación del coche en cuestión. De nuevo, un coste extra para el fabricante, y la amenaza de multas y llamadas a revisión si esta conformidad no se mantiene en el tiempo. De esta manera, se pretende evitar que vuelvan a ocurrir escándalos como el infame Dieselgate del Grupo Volkswagen.