Si todo va según lo previsto, la nueva Euro 7 entrará en vigor en julio de 2025 para coches y furgonetas y en julio de 2027 para autobuses y camiones. La norma seguirá siendo estricta con los coches de gasolina y diésel, pero se pondrá seria con los eléctricos y también con las emisiones de los frenos y los neumáticos. No parece que estas sean las únicas consecuencias: profesionales del sector auguran nefastas consecuencias para la industria española si la Euro 7 recibe luz verde.
José López-Tafall, director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), ha sido el primero en elevar la voz y lo ha hecho en una entrevista concedida a Europa Press. En ella ha analizado las consecuencias que puede tener la aprobación de la Euro 7 para nuestra industria del motor: “Será mucho más perjudicial para España que para otros países fabricantes”.
¿Por qué? Por el tipo de coches que fabricamos, ya que los pequeños y los medianos serán los más afectados por la nueva norma: “El impacto en términos relativos va a ser mayor en los vehículos de menor precio, que son los que fabricamos aquí tradicionalmente y que son más pequeños o medianos. Va a perjudicar más a un vehículo donde, quizá, el factor precio es más relevante en la función de demanda”.
Fábricas y empleos, en el punto de mira
Wayne Griffiths, presidente de Seat, Cupra y, también, de Anfac, comparte esta visión. En el foro ‘La movilidad de tod@s’ desveló cuál es su punto de vista acerca de la Euro 7 y lo cierto es que no alberga grandes esperanzas: “Si esta norma se pone en marcha, estamos en riesgo real de cerrar fábricas y perder miles de empleos en España (…). La mayoría de los vehículos que fabricamos en España desaparecerían si entra en vigor en julio de 2025”.
Una línea que también comparte la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), que también ha advertido del riesgo potencial que puede suponer esta normativa para el empleo en el sector.
Para Wayne Griffiths la Euro 7 es “poco realista” en lo que a plazos respecta porque son “inviables técnica y financieramente”. Cree que supone, únicamente, una “mejora marginal” respecto a la Euro 6 y señala que no persigue la renovación del parque automovilístico porque, además, encarecerá 2.000 euros, de media, el precio de los coches.
Menos inversiones
Volviendo a las declaraciones de José López-Tafall, considera que la Euro 7 solamente implica “riesgos” para la industria española del automóvil porque exige “restar inversiones económicas, tecnológicas y humanas” del esfuerzo por la electrificación en el que está inmerso Europa.
Por eso apuesta por “adoptar medidas como país, no como sector ni como partido. El país se ha comprometido con unos determinados ritmos de descarbonización que afectan muy especialmente a una de sus principales actividades económicas e industriales, como es el sector de la automoción, y ese compromiso no se está desarrollando bien, vamos lentos”.