Buenas noticias para la industria europea del automóvil, al menos, si lo que adelanta Politico se materializa de forma oficial. Tras años de negociaciones, decenas y decenas de modificaciones y una tremenda presión por parte de los lobbies de la industria automovilística, todo apunta a que la Comisión Europea no exigirá una gran reducción en las emisiones de los coches en la normativa anticontaminación Euro 7. En pocas palabras, será una Euro 7 blanda y supone un gran balón de oxígeno para los fabricantes de coches de combustión interna.
Según apunta Politico, los recientes acontecimientos geopolíticos y las circunstancias económicas han motivado un «ablandamiento» de los límites de emisiones de los primeros borradores de la Euro 7. De hecho, afirman que los niveles de emisiones contaminantes serán muy similares a los presentes en la última revisión de la Euro 6, actualmente vigente. Eso sí, este anuncio, que aun no será oficial hasta el próximo 9 de noviembre, así que deberíamos tomarnos todo lo que está escrito por Politico y este artículo con un poco de escepticismo.
Sea como fuere, son grandes noticias para la industria del automóvil y una gran victoria para los lobbies, que han presionado a la Comisión Europea durante años para lograr su objetivo. Según directivos como Carlos Tavares (Stellantis) una Euro 7 severa aleja el foco de la electrificación, obligando a los fabricantes a acometer grandes inversiones – y trasladarlas al precio final de los coches – en tecnologías que en una década quedarán completamente obsoletas, quitando recursos al esfuerzo de electrificación.
El objetivo de que para el año 2035, todos los coches tengan que ser 100% libres de emisiones, se mantiene invariable – la legislación acerca de emisiones de CO2 sigue otros cauces. Entre los motivos de una Euro 7 blanda están, según la Comisión Europea, los tremendos retos de la cadena de suministro en la industria y la creciente presión de precios a los consumidores, espoleada por la inflación y el traslado a precios de la mayor carga tecnológica de los vehículos y las inversiones en electrificación de la industria.
Una Euro 7 blanda paliaría en parte esta subida de precios, al menos sobre el papel. Las reacciones de asociaciones como Transport & Enviroment no se han hecho esperar, afirmando que la Comisión Europea ha cedido ante los fabricantes de coches, priorizando beneficios sobre la salud pública de millones de europeos. Aunque se materialice una Euro 7 «blanda», sí ampliará los preceptos de la Euro 6 en aspectos como la emisión de partículas – por ejemplo las procedentes de los frenos – e impondrá exigencias, por ejemplo, en durabilidad de baterías.
La combustión interna, por tanto, estaría salvada hasta el año 2035 en coches nuevos. Pero no podemos olvidar que los requisitos de emisiones medias de CO2 seguirán endureciéndose. Requisitos, que serán imposibles de lograr sin una severa electrificación y un aumento de cuota de los vehículos enchufables, ya sean híbridos o 100% eléctricos.