Hace apenas unos días del revuelo causado por la moratoria de las multas por acceder a Madrid Central, y su casi inmediata reversión judicial, devolviendo a la zona de bajas emisiones al estado en el que fue instaurada por el ejecutivo de Manuela Carmena. Madrid Central fue uno de los gestos que la Comisión Europea usó para aplicar una moratoria a millonarias sanciones europeas debido a la baja calidad del aire que respiramos en nuestras ciudades. Parece claro que la Comisión Europea está muy al tanto de los últimos acontecimientos, exigiendo que no cese el empeño en reducir la contaminación atmosférica.
Karmenu Vella, el comisario europeo en materia de medio ambiente, ha enviado una misiva oficial a la ministra Teresa Ribera, exigiendo que se redoblen los esfuerzos para reducir la contaminación atmosférica en España. Esta carta carga directamente contra la excesiva concentración de óxidos de nitrógeno. Unos niveles que no se han reducido de manera significativa, a ojos de la Comisión Europea. Pese a que la carta reconoce el esfuerzo de medidas como Madrid Central, admite que no parecen suficientes para cumplir los niveles de calidad del aire pactados entre España y la Comisión Europea.
Unos niveles firmados y pactados en la cumbre ministerial de calidad del aire, celebrada el 30 de enero de 2018. España debe reducir sus valores de contaminación atmosférica antes del año 2020. De lo contrario, aunque la carta no lo mencione, el país será duramente sancionado. Vella pide al gobierno que movilice a los gobiernos regionales y locales para que contribuyan a este esfuerzo conjunto de reducción de las emisiones de NOX, cuyo objetivo es salvaguardar la salud de la población española. Como sabéis, el tráfico rodado es la principal fuente de emisiones de óxidos de nitrógeno.
Dentro del tráfico rodado, son los coches diésel más antiguos los que más óxidos de nitrógeno emiten, y contra los que la Comisión Europea apunta el dedo de las sanciones. El Ministerio para la Transición Ecológica ha remitido el escrito a los ayuntamientos de Madrid y Barcelona, sumidos en estos momentos en cambios de gobierno, luchas internas y polémicas propias de la clase política. Si nada cambia, todo apunta a que España será sancionada en poco más de medio año por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, cuya multa millonaria será pagada por todos los contribuyentes.
Los próximos meses serán cruciales para el desarrollo de políticas agresivas de mejora de calidad del aire, que afectarán al tráfico rodado y a los coches más antiguos, pero que también deberían afectar a las calderas de carbón que aún salpican los sistemas de calefacción de Madrid o Barcelona, sorprendentemente.