Hace pocos años que Mitsubishi, una marca nipona muy reconocida por su durabilidad y fiabilidad, decidió adoptar una rara estrategia en Europa que, a primera vista, puede parecer arriesgada: la clonación de modelos de Renault, marca con la que colabora de forma industrial a través de una gran alianza.
Esta medida se ha venido manifestando en la presentación de automóviles que son, en esencia, versiones rebautizadas y ligeramente modificadas de modelos ya existentes de la marca francesa como el ASX, que es un Captur, o el Colt, que es un Clio. La táctica del «rebadge», que es como se conoce popularmente, tiene implicaciones profundas en términos de ventas, prestigio y costes para la compañía japonesa que analizamos en este artículo. Sin embargo, pronto llegará un coche bien diferenciado a la casa oriental.
¿Por qué apostar por la clonación de modelos? Impacto sobre las ventas y el prestigio
La principal razón detrás de esta curiosa decisión radica en la coalición que Mitsubishi mantiene con Renault y Nissan. Una cooperación técnica, y también económica, facilita el intercambio de plataformas, tecnologías y recursos entre las marcas, permitiendo a nuestra protagonista reducir significativamente sus costes de desarrollo y producción. Al no tener que diseñar desde cero nuevos modelos para el mercado europeo, donde ha sufrido mucho en la última década, los asiáticos aprovechan mejor las economías de escala y optimizan sus márgenes de beneficio.
Además, esta estrategia permite a Mitsubishi expandir su pequeña gama de productos en Europa de manera rápida y eficiente, sin asumir los riesgos y gastos asociados con la creación desde cero de nuevos vehículos. En un mercado tan competitivo como el del Viejo Continente, donde la demanda es volátil y las regulaciones muy estrictas, esta opción proporciona a la marca una forma de mantenerse «relevante» y cumplir con las normativas locales sin realizar grandes inversiones que, hoy en día, no puede acometer.
Sin embargo, esta táctica no está exenta de riesgos, máxime si no existe un esfuerzo o interés para que los productos gocen de una diferenciación visual clara, al margen de compartir componentes esenciales como arquitectura y mecánica. Y es que, más allá de explicar en qué consiste una alianza, llevar a cabo clonaciones tan descaradas no tiene demasiada justificación (ya lo siento).
Para los consumidores europeos (también españoles), el nombre Mitsubishi ha estado asociado históricamente con modelos únicos y robustos, como los Lancer y Outlander, que han forjado una sólida reputación a lo largo de los años en un escenario maduro y exigente como el que supone esta región del planeta. Al ofrecer ahora vehículos que son sustancialmente clones de Renault, fabricados en las mismas plantas, la marca está diluyendo su identidad y su prestigio, pues los clientes que buscan la autenticidad y las características distintivas de Mitsubishi se podrían sentir decepcionados, lo que podría afectar a la percepción de la marca (posicionamiento) y, en última instancia, sus ventas.
No obstante, en términos comerciales, esta estrategia podría resultar beneficiosa si los modelos clonados logran captar a los compradores que desean opciones asequibles y de calidad en el segmento generalista, aunque con divergencia de precio despreciable frente a los equivalentes galos. Además, al compartir tantos elementos con una firma puntera como Renault, Mitsubishi puede brindar automóviles con altos estándares de seguridad y eficiencia, lo cual es un enorme atractivo en la actualidad (y casi crucial).
Llega el Outlander 2025, excepción a la norma
Sea una jugada inteligente o un riesgo para su notoriedad, la decisión de Mitsubishi de replicar modelos de Renault en Europa es una apuesta calculada para un mercado muy complejo y saturado que se le ha atragantado y donde quiere seguir estando presente. No obstante, la clave del éxito de esta estrategia residirá en la capacidad de la marca para comunicar su propuesta de valor y diferenciarse en aspectos que van más allá de la apariencia o del logotipo que se muestre en la parrilla delantera o el portón trasero.
Para lograr equilibrar la percepción de los consumidores y mantener su identidad, al tiempo que continúa con su expansión europea, está previsto que los japoneses lleven a cabo la presentación de su nuevo Outlander para el Viejo Continente en Madrid el próximo 1 de octubre. Este SUV con sistema de propulsión híbrido enchufable será el modelo más grande de la compañía en 2025, un buque insignia por encima del Eclipse Cross. Por ahora, se sabe que competirá en el segmento D, tendrá tracción integral y llevará un equipamiento bastante moderno. Este no estará basado en ningún Renault.