El coche que acompaña a estas líneas es el ETV, es decir, Extra Terrestrial Vehicle. Un modelo complicado de describir sin usar palabras de otro planeta porque, sin duda alguna, es el vehículo más bizarro que el dinero puede comprar.
Su historia es la de Mike Vetter, un fabricante de kits de carrocería de Florida (Estados Unidos). Comenzó en el mundo del motor construyendo réplicas de Ferrari y Lamborghini montadas sobre la humilde base de un Pontiac Fiero… hasta que los departamentos legales de ambas marcas italianas entraron en acción. Fue entonces cuando decidió dar vida a sus propios diseños creando su propia marca. Las creaciones de MVT Concepts tienen diferentes destinos: Toyota MR2, Porsche Boxter y, sobre todo, modelos de Chevrolet.
Bien es cierto que los diseños de Mike Vetter son tan particulares que no concuerdan con los gustos generales, pero llaman la atención y dan paso a modelos verdaderamente únicos como el Extra Terrestrial Vehicle (EVT). Cuentan que su creador quería un deportivo en el que hubiera espacio suficiente para su hija así que comenzó a modificar su coche y la idea final terminó siendo mucho más grande que la original.
Un parabrisas más largo que ancho
El EVT se caracteriza por una carrocería futurista de formas (muy) redondeadas con forma de lágrima que, además, tiene una mínima altura libre al suelo: tanto que, en marcha, parece que el coche se mueve flotando a ras de suelo. Eso sí, Mike Vetter lo equipó con un sistema de suspensión neumática para poder elevar la carrocería cuando fuera necesario.
Destacan dos elementos: su parabrisas (no es para menos ya que mide 1,52 metros de largo y 1,37 metros de ancho) y sus ruedas, que está escondidas dentro de la carrocería y, a pesar de ello, el radio de giro no se ve penalizado. Donde sí encontramos un hándicap es en la visibilidad: es mínima por no decir nula, algo que Mike Vetter solucionó instalando una cámara de marcha atrás. Y hablando de este tipo de dispositivos: dependiendo del EVT, los retrovisores tradicionales eran sustituidos por ellos. Dependiendo, también, de la versión podíamos tener limpiaparabrisas… o no.
El acceso al habitáculo se hace a través de unas puertas de ala de gaviota que dan paso a un interior de cuatro plazas aunque los de la fila trasera son, prácticamente, testimoniales: son capaces de acoger a niños, pero dos personas adultas viajaran con dificultad debido al escaso espacio para la cabeza y las piernas. Hay que tener en cuenta, además, que los acabados y el equipamiento dependerán del modelo que ha servido de base.
Diferentes opciones mecánicas
La gama mecánica del ETV es de lo más variada porque, igual que ocurre con el habitáculo, será la del vehículo donante. Podemos, por lo tanto, encontrar un ‘Extra Terrestrial Vehicle’ con motor delantero o central que van unidos a diferentes transmisiones y a distintos tipos de tracción (delantera o trasera). No obstante, la mayor parte de las veces la base era un Chevrolet Aveo impulsado por un propulsor con cuatro cilindros de 1.6 litros o un Ecotec de 2.2 litros.
Han pasado más de catorce años desde que Mike Vetter construyó el primer ETV y desde entonces, ha transformado muchos ‘Chevy’ aunque también algún Toyota y Porsche. Por eso cada ETV es un poco diferente al resto aunque, eso sí, todos tienen una cosa en común: son vehículos exclusivos.
Imágenes: Bonhams