Si algo enseñó la pasada crisis sanitaria originada por el COVID-19 y todos los efectos que tuvo en la industria, era que Europa tiene una dependencia crítica de China en tecnología, una vertiente que, por sus características inherentes, tiene sus lazos y efectos directos sobre los sectores de las telecomunicaciones y la automoción.
Este último campo, a su vez, representa casi el 8 % del PIB de la Unión Europea, empleando a 13 millones de personas en conjunto y aproximadamente 7,5 millones de forma directa o indirecta, lo que supone el 6 % de todos los puestos de trabajo del marco europeo. Un tejido económico que se vio gravemente afectado por los efectos de la crisis sanitaria y que quieren reforzar para, ante nuevas situaciones de adversidad, tener un control total sobre la producción de semiconductores, especialmente.
Con este objetivo se unieron dos empresas de renombre procedentes del campo de las telecomunicaciones y la automoción: la estadounidense especialista en producción de microchips Wolfspeed y la alemana ZF, una reputada empresa dentro del campo de la fabricación de todo tipo de componentes para automóviles. El proyecto contaba, además, con el respaldo del Gobierno alemán, y tenía ya un emplazamiento definido: el estado alemán de Saarland.
Tras meses de silencio, ahora, según un informe del periódico alemán Handelsblatt, del que se ha hecho eco Automotive News Europe, ZF se aparta del proyecto por causas desconocidas. La empresa no ha confirmado ni desmentido su presunta caída de los planes, así como tampoco lo ha hecho ningún portavoz de Wolfspeed.
Cabe señalar que la presencia de ZF en los planes de la fábrica era clave para el correcto desarrollo de los mismos, ya que la alemana aportaba inicialmente un montante clave para arrancar con la construcción de la planta: 185 millones de dólares. En tota, la cantidad estimada se establece en los 3 billones de dólares.
Formando parte ZF del tejido industrial europeo del automóvil y estando la fábrica intrínsecamente relacionada con la producción de chips para coches eléctricos, cabe señalar que el paso en falso del fabricante puede estar en el momento de baja demanda por el que pasan este tipo de coches en el mercado europeo. Muchos de los clientes y socios que dan forma a la industria europea dependen de ZF, fabricantes que se encuentran replanteando estrategias que dan menor protagonismo al coche eléctrico, siendo ZF testigo de ello de primera mano.