Si me enterase de que alguien está dispuesto a hacerme un regalo como este, me casaría mañana mismo. O, qué demonios, me casaría con ese invitado. Obviamente, cuando tu nombre es Luca Cordero di Montezemolo, y has estado tanto tiempo ligado a Fiat y Ferrari, lo que te puede esperar es que un invitado decida regalarte un Ferrari único, como es el caso del que nos ocupa. El Ferrari 360 Barchetta nos recuerda la historia de un regalo de boda, de un concepto que estos días está muy de actualidad en Maranello, el de los coches fabricados por encargo y el de esa suerte de coches que no son descapotables propiamente dichos, porque no tienen ningún tipo de techo, y que conocemos como barchetta, como los del último proyecto presentado por el cavallino rampante, los Ferrari Monza SP1 y Monza SP2.
En el siglo pasado, Montezemolo se había convertido en una de las figuras más importantes de Ferrari. Fue el asistente, y mano derecha, del propio Enzo Ferrari. Mientras Enzo se alejaba de los circuitos y evitaba coger cariño a sus pilotos, después de haber visto como muchos de sus pupilos perdían la vida en coches que lucían su apellido, y el símbolo del aviador Francesco Baracca, Montezemolo tomaba las riendas de la escudería, celebraba victorias y acababa dirigiendo el proyecto deportivo de Fiat en toda su extensión.
De manera que, si alguien podía ser un verdadero candidato para recibir un regalo tan importante en su boda como un Ferrari carrozado a medida, ese era Luca Cordero di Montezemolo.
En el año 2000, Montezemolo se casaba por segunda vez, a sus 52 años, con una joven de 29 años. Definitivamente se me ocurren pocas formas mejores que esta de perpetuar los estereotipos que arrastran los italianos. Los encargados de hacer de chófer y de llevar a los novios hasta el altar no podían ser más ilustres, los pilotos de la Scuderia en aquel momento, el gran Michael Schumacher y su compañero Rubens Barrichello.
Pero el verdadero regalo llegaría de la mano de Giovanni Agnelli. El bueno de Gianni, heredero del fundador de Fiat, decidió obsequiar a Montezemolo con el Ferrari 360 Barchetta que ves sobre estas líneas. Por su decoración, y según reconoce Ferrari, este deportivo no solo era un homenaje a Montezemolo, sino también un tributo a uno de los deportivos más queridos por el propio Agnelli, una de las joyas de su colección, un Lancia D24 que estaba decorado en plata, con el interior en tonos claros.
Como te habrás imaginado, esta Barchetta estaba basada en el Ferrari 360 Spider, con la salvedad de que su techo retráctil había sido eliminado por completo y su parabrisas delantero había recibido un diseño tan exótico como este.
Más imágenes del Ferrari 360 Barchetta: