El Ferrari F80 tiene aún mucho por descubrir, y es que el flamante nuevo hiperdeportivo de la casa italiana ha conseguido volver a marcar un antes y un después en la industria. Motor, diseño, aerodinámica… todo en este coche supone un hito y tiene su razón de ser, pero había un misterio en el Ferrari F80 que estaba aún por resolver, un detalle sumamente curioso de su interior que por fin tiene explicación, aunque puede que muchos no la entiendan.
El Ferrari F80 ni es monoplaza, ni tampoco biplaza
Cuando Ferrari comenzó el desarollo del proyecto F250, posteriormente bautizado como F80, el objetivo de este nuevo hiperdeportivo no era otro que poner en las calles la experiencia de un coche de carreras del más alto nivel. Es por ello por lo que todo en el F80 está derivado directamente de los programas de Fórmula 1 y WEC de Ferrari.
De este modo, el equipo encargado de crear el Ferrari F80 valoró en un primer momento crear este coche en configuración monoplaza, buscando así potenciar la experiencia de conducción y ofrecer algo diferente en su gama. Ciertamente no era la primera vez que Ferrari ponía en las calles un monoplaza, el Monza SP1 llegó antes, pero con el F80 se buscaba algo mucho más radical y conectado con las sensaciones que se pueden vivir al volante del doblemente ganador de las 24 Horas de Le Mans, el Ferrari 499P.
Sin embargo, descartadas las opciones de crear una configuración monoplaza al estilo McLaren Solus GT o triplaza con asiento central como el GMA T.50, en Ferrari tomaron una decisión salomónica por tal de no convertir al F80 en un verdadero biplaza. El Ferrari F80 sería un coche de configuración 1+, un coche donde podría viajar un copiloto, pero sólo el tiempo justo y necesario.
La idea de un habitáculo 1+ debemos tomarla como una solución intermedia, pues por un lado se mantiene el foco absoluto sobre el conductor, pero por otro lado se permite «acomodar» a un pasajero sin tener que crear un diseño biplaza.
Y es que mientras el conductor, o más bien piloto, del Ferrari F80 disfruta de un asiento baquet con un cockpit que lo envuelve por completo. El copiloto se tiene que conformar con una suerte de «asiento» esculpido sobre el chasis de carbono, sin posibilidad alguna de regulación, en una posición más retrasada y con el confort justo y necesario para soportar alguna que otra vuelta al circuito.
Esta idea, según el jefe de diseño de Ferrari Flavio Manzoni, ha permitido mantener cierta polivalencia en el nuevo F80, ajustar el peso hasta los 1.525 Kg (en vacío), usar una cabina lo más estrecha posible para centrar todo lo posible al conductor y sobre todo conseguir esa experiencia de conducción totalmente enfocada en el piloto.
Fuente: TopGear