Hace apenas 10 o 15 años, las ventas de coches nuevos eran muy diferentes a las actuales. Además de venderse más coches – estamos hablando de niveles pre-crisis, específicamente – se vendían muchos menos todocaminos. El formato de todocamino era muy diferente al actual formato crossover, en el que simplemente hablamos de coches con más carrocería y una posición alta de conducción, sin apenas habilidades fuera del asfalto. Hoy por hoy, en mercados como el español, las ventas de SUV y crossover suponen la mitad de todos los coches vendidos. Han llegado para quedarse, y eso no es una buena noticia.
No vamos a definiros lo que es un crossover, a estas alturas de la película. Pero lo que está claro es que se trata de un coche con una mayor superficie frontal y peor coeficiente aerodinámico que un compacto, algo que provoca que a igualdad de motorización, sea menos eficiente que un compacto o una berlina. Por supuesto que su eficiencia ha mejorado mucho en los últimos años, pero tampoco pueden doblar las leyes de la física a su voluntad. La demonización del diésel y la fiebre de los SUV ha provocado un preocupante aumento en las emisiones de dióxido de carbono de los coches nuevos, a nivel europeo.
Esto es una mala noticia, pues choca frontalmente con la lucha contra el cambio climático y los propios objetivos de emisiones impuestos a la industria del automóvil, que para finales de 2020 debe tener unas emisiones medias de 95 g/km en todos sus coches vendidos. En estos últimos meses se está percibiendo un renovado interés de los fabricantes de coches por los motores diésel, algo que responde claramente a su necesidad de reducir las emisiones de CO2. Pero ningún fabricante está pensando en abandonar los SUV y los crossover, de hecho, está sucediendo todo lo contrario.
Marcas como Ford han anunciado que dejarán de vender turismos en mercados tan importantes como el estadounidense, e incluso Aston Martin y Ferrari no quieren dejar pasar la oportunidad de lanzar un crossover deportivo. Las cifras puras y duras de los analistas de la industria respaldan una incómoda afirmación: los SUV no son una moda pasajera, y han llegado para quedarse. Automotive News comunica que se lanzarán 246 nuevos o renovados coches en el periodo 2020-2023, por parte de todos los grandes fabricantes. De estos, siete de cada diez serán todocaminos, pick-up o crossover. Lo has leído bien.
Sólo el 24% de lanzamientos corresponde a coches en el sentido tradicional de la palabra. Incluso los fabricantes japoneses, que solían confiar más en los segmentos tradicionales, están incorporando más y más crossover en su mix de producto. Y esta fiebre por los todocaminos presiona a la baja la rentabilidad de los fabricantes, que compiten entre sí cada vez más intensamente. Además, la desaceleración de las ventas en mercados como el europeo, el chino o el estadounidense no augura nada bueno en lo tocante a resultados económicos y retorno de las inversiones.
Se estima que Honda, Hyundai, KIA y Ford tendrán los mayores ratios de renovación de sus coches durante los próximos años, mientras que General Motors, el Grupo Volkswagen y el Grupo FCA estarían en el espectro contrario de esta métrica. Sea como fuere, abrochaos los cinturones, porque la fiebre de los SUV ha llegado para quedarse.