Es cierto que en los últimos años el motor diésel ha pasado de tener un nivel de popularidad casi autoritario a reducir su presencia de manera más que notable en nuestras carreteras. Parece que la llegada de nuevos sistemas de impulsión, y sobre todo la instalación masiva de la electrificación tanto a nivel de motores híbridos como a nivel de coches 100% eléctricos ha hecho que especialmente el diésel sufra un ostensible descenso en sus cifras de ventas.
Sin embargo, merece la pena recordar que la imagen que muchos tienen de un motor diésel -un motor ruidoso, muy poco refinado, con un nivel de emisiones exageradamente alto y expulsando más humo por el tubo de escape que una chimenea- poco tiene que ver con los motores diésel más modernos, que cuajados de sistemas anticontaminación han conseguido homologar unas cifras de rendimiento y emisiones brillantes.
Son muchos los elementos que influyen en el potencial contaminante de un motor diésel actual: desde el sistema de inyección hasta la válvula de recirculación de gases de escape (EGR), pasando por los diferentes catalizadores y, por supuesto, el ya por todos conocido filtro de partículas que, incluso, ha llegado a la mayoría de motores de gasolina.
¿Qué «guarda» un filtro de partículas diésel taponado?
En este pequeño vídeo quiero enseñaros lo que sucede cuando un filtro de partículas diésel llega a taponarse, un hecho que suele producirse cuando la conducción no es lo suficientemente continuada y «alegre» para permitir que la acumulación de partículas se queme y salga por el escape ya tratada, produciendo también fallos en el funcionamiento del motor, pudiendo llegar incluso a no arrancar.
¿Cómo funciona un filtro de partículas?
Podemos considerar un filtro de partículas como una especie de «trampa» que retiene las partículas no combustionadas, las cenizas y el hollín provocado por los desechos del proceso de combustión. Este filtro, situado generalmente antes del último silenciador del sistema de escape, tiene una cierta capacidad de almacenamiento, permitiendo por tanto circular durante cientos de kilómetros -teóricamente- sin tener que preocuparnos de nada.
Cuando la centralita detecta que el filtro está próximo a taponarse, activa lo que se conoce como proceso de regeneración, que consiste básicamente en modificar el funcionamiento del motor para que los gases de escape salgan de la cámara de combustión con mucha más temperatura, de manera que todo el contenido del filtro de partículas sea incinerado y liberado con un potencial contaminante mucho menor.