Una de las alianzas más interesantes y fructíferas de la industria del automóvil en los últimos años podría estar próxima a su fin. Daimler quiere reducir sus costes y para ello podría poner fin a la alianza con Renault-Nissan. Aunque el movimiento pueda parecer incluso contraproducente en un primer momento, en Daimler están apostando por estrategias que aumenten su rentabilidad como ha sido la venta de smart a Geely y a futuro el despedirse del grupo franco-japonés sería el siguiente gran paso en este proceso de reestructuración.
Las tensiones en Renault-Nissan tras la detención de Carlos Ghosn parecen haber afectado no solo a ambas marcas, sino también a Daimler. Pero además, Daimler está buscando reducir los costes en nada menos que 6.000 mil millones de euros en Mercedes-Benz, unos recortes que afectarían a toda su línea de negocio y que entre otros objetivos tiene la intención de reforzar sus planes en electromovilidad.
Pero en estos planes de reducción de costes también encontramos una situación que preocupa al grupo, un recorte del 22% en el beneficio operativo que se produjo en el cuatro trimestre de 2018 y que podría continuar en el primer trimestre de 2019. Esta caída del beneficio tendría como principal culpable los defectos encontrados en 30.000 vehículos producidos en la planta de Tuscaloosa, Alabama, provocando no solo un incremento de los costes para su reparación sino un gran retraso en las entregas. En esta planta se producen los Mercedes GLE y GLE Coupé, además del nuevo Mercedes GLS y las baterías del Mercedes EQC. Según informa AutoNews los recortes también afectarían a 10.000 puestos de trabajo.
En definitiva, con la próxima comunicación de resultados sobre el primer trimestre de 2019 veremos cómo de «grave» es la situación de Daimler y si la necesidad de recortar costes llega hasta el punto de semejante reestructuración. Pese al fin de la alianza entre Daimler y Renault-Nissan, los proyectos actuales se mantendrían hasta el final de sus ciclos, pudiendo incluso hablar de colaboraciones puntuales en lugar de planes de desarrollo conjunto como ha sido el motor 1.33 Turbo usado por Mercedes Clase A, Renault Mégane o Nissan Qashqai, la creación del Mercedes Clase X a partir de la Nissan Navara o el uso de motores 1.5 dCi de Renault en Clase A, Clase B, etc.